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El Estado se queda el 'Cara al sol'

El Estado español es desde anoche el único propietario legítimo de la partitura original del Cara al sol. Esta composición ha sido uno de los himnos voluntaria e involuntariamente más cantados de toda la historia de España. El libreto de la obra, compuesta en 1935 por el maestro guipuzcoano Juan Tellería, nacido en Zegama en 1895 y muerto en 1949, fue subastado ayer en una sala de la madrileña calle de Lagasca, junto al parque del Retiro. Salió a la puja al precio de 1.500.000 pesetas y fue rematado tras puja en la cifra de 2.100.000 pesetas. Otras obras suyas, hasta un total de treinta y cinco, también fueron adquiridas por el Estado en cifras algo menores. Todas ellas serán depositadas en la Biblioteca Nacional.Ya que el Estado no puede pujar en subastas públicas como si de un particular se tratara, el funcionario Lorenzo Ruiz Fidalgo ejerció lo que se denomina el derecho de tanteo del Estado. La prerrogativa consiste en que la Administración puede hacerse cargo de toda propiedad subastada que considere de interés patrimonial, histórico o de otro tipo, al precio de martillo, es decir, al que adquiere en su último remate ante el público. Así lo hizo anoche con el himno falangista.

María Martínez de Cortázar, subastadora de la casa especializada Fernando Durán, blandió el mallete en una velada que había concitado la atención en torno al conocido canto falangista. Fue uno de los escasos himnos conocidos masivamente por la población española a lo largo de 40 años, entre el mes de febrero de 1936, en que fuera estrenado en el cine Europa, junto a la madrileña plaza de Quevedo, y la muerte del general Francisco Franco, en noviembre de 1975, cuyo régimen lo adoptó en la práctica como sucedáneo de himno nacional, la marcha real, que carece de letra.

"Para evitar que fuera manoseada en exceso, dispusimos colocar la partitura entre dos cristales", explica Martínez Cortázar. "De este modo, se podía ver el título y satisfacer la enorme curiosidad despertada en torno suyo". Casi un centenar de personas, entre pujadores e informadores, abarrotaban la sala madrileña, en la que se sometieron a subasta 37 lotes, uno de los cuales contenía el himno.

La música del Cara al sol guarda cierta relación con La marsellesa, en sus estrofas iniciales. Se trata de un himno descriptivo y pautado, de melodía fácil y eficacia rítmica para ser cantado, por la simpleza de su factura. La letra fue escrita en el bar Or Kompón entre tragos de chacolí y lomos de bacalao, al alimón por varios intelectuales vinculados personalmente al fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, quien también participó en su hechura. El marqués de Bolarque; Rafael Sánchez Mazas, quizá el ministro que menos permaneció en un Gabinete de Franco; Dionisio Ridruejo, poeta falangista que fue con el discurrir del tiempo opositor a Franco y creador de una organización socialdemócrata, USDE; José María Alfaro, escritor y embajador de España en Argentina, y Agustín de Foxá, aristócrata y escritor, fueron algunos de los muñidores de este himno, en versos endecasílabos y octosílabos alternativos.

A todos sus autores les unía el compromiso con el falangismo, fundado por Primo de Rivera, y la vocación literaria. Todos sobrevivieron a José Antonio, que murió en la cárcel de Alicante poco después de comenzar la guerra civil, si bien alguno de ellos supervisó un intento, sin éxito, de llevar a cabo una operación para su rescate en la que se iba a contar con el boxeador vasco Paulino Uzcudun, entre otros, y a la que Franco se opuso.

Desde el punto de vista métrico poético, el Cara al sol satisfacía con su terminología áurea, de luceros, haces y estrellas, el gusto estético de los círculos ideológicos de la extrema derecha española, a la sazón convencida de su carácter revolucionario y antimarxista.

"Ustedes no pueden comprenderlo", comentó un anciano, entre los asistentes que abandonaba la sala de subastas, "pero este himno significó mucho para muchos que, incluso, murieron con sus estrofas a flor de labios".

Por su parte, una señora, de edad parecida, añadió: "No le niego lo que este señor le dice, pero la matraca que nos dieron con el Cara al sol se las traía. Todos los días, durante los partes del diario hablado, por Radio Nacional de España, con dos fragmentos de otros himnos, se nos repitió hasta la extenuación".

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