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VICENTE Y FERNANDO ROSCUBASARTISTAS

"El conocimiento es siempre precario en todas las disciplinas"

Los hermanos Roscubas forman una sociedad de intereses de un gran rendimiento artístico. Desde hace más de 20 años crean de forma conjunta, trabajando las obras según las aptitudes de cada uno, se intercambian ideas y a la vez siguen sus caminos individuales. La complementariedad de Vicente y Fernando Roscubas (Palma de Mallorca, 1953) sólo se puede entender desde la ventaja de ser una pareja de gemelos, que está tan unida como lo estuvieron en el seno materno. Esta semana, juntos, por supuesto, imparten en Bilbaoarte un cursillo sobre el uso artístico del poliéster.Son dos artistas autodidactos convertidos en maestros. "Es sólo una contradicción en los términos. El autodidacto adquiere conocimientos a lo largo de años de trabajo, que son los que puedes enseñar. Estás capacitado para enseñar lo que has aprendido por tu cuenta. Todo es empezar, porque el conocimiento es siempre precario en todas las disciplinas. Nunca acabas de encontrar un camino recto, que vaya siempre hacia adelante", explica Fernando.

Las clases de los Roscubas son prácticas y presumen de trabajar "en común y a la misma altura" con sus alumnos. "Todos están relacionados de una u otra forma con el arte y es muy fácil entenderse con ellos. Saben exactamente lo que quieres decir", precisa Vicente.

Los Roscubas, alabados por la precisión técnica y el acabado de sus obras, encuentran en el poliéster un "material maleable, que permite trabajar rápido, y ligero". Sobre las estructuras de poliéster, que permite construir grandes volúmenes fáciles de manejar y de poco peso, los artistas enseñan en el taller de Bilbaoarte a aprovechar la versatilidad del material para conseguir diferentes resultados. "Nosotros concebimos la obra ya terminada, necesiten un acabado minucioso o no", coinciden los hermanos.

Entre sus alumnos no han encontrado una inquietud semejante. "Se va perdiendo [la atención al acabado de las obras] por una especie de relación malévola con la parte artesanal, con la pérdida de tiempo, con lo accesorio y porque requiere un esfuerzo. Necesitas estar en contacto con la obra, que vaya cogiendo el calor; todo eso se filtra y se acaba notando", coinciden los hermanos. "Nosotros tratamos de incorporar el concepto de la elegancia, y no puedes dejar nada suelto que distorsione el resultado final".

Vicente puntualiza que no quieren sentirse prisioneros del trabajo manual. ¿Será porque dominan la técnica? "Sí. Lo hacemos de una forma natural", reconoce. Y creen que el viento sopla a su favor porque el gusto por la obra pulida vuelve a valorarse.

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