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De Gispert anuncia un plan para que las familias marroquíes puedan acoger a menores desamparados

La Generalitat establecerá un programa para que familias de inmigrantes marroquíes instaladas en Cataluña puedan acoger a niños de la calle de origen magrebí de más de 15 años. La acogida será remunerada y tendrá por objeto facilitar la formación laboral de los menores. La consejera de Justicia, Núria de Gispert, ha viajado a Marruecos para plantear a las autoridades de este país la problemática de los menores inmigrantes desamparados.

De Gispert anunció que la Generalitat y el Ministerio de Interior marroquí crearán una comisión bilateral que se reunirá el próximo mes de mayo para encontrar soluciones estables al problema de los menores marroquíes desamparados que hay en Barcelona. Para tratar el tema, la consejera se entrevistó el pasado lunes con los ministros de Interior y de Justicia marroquíes, Ahmed Midauoi y Omar Azziman, respectivamente.La consejera avanzó que el Departamento de Justicia prepara acogidas profesionales de los menores que viven en la calle en familias de origen marroquí residentes en Cataluña. El objetivo es dar cobijo al menor y facilitarle el aprendizaje del oficio que desarrolla la familia. Ésta percibiría la misma cantidad que ahora reciben las familias catalanas que acogen a menores desamparados.

Para facilitar la inserción de los menores acogidos en los centros de Generalitat, la Fundación Hassan II para los emigrantes enviará un grupo de educadores y profesionales especializados. "Chocamos a menudo con el problema de la lengua y de la cultura", dijo Núria de Gispert, "y la colaboración de educadores marroquíes puede ser de gran ayuda".

Sin embargo, el problema más grave lo plantean unos 70 menores reacios a todo tipo de integración, y que suponen más de un 20% del total de adolescentes censados que no tienen familia. La Cruz Roja y Cáritas se han mostrado dispuestas a albergar a estos jóvenes en centros suficientemente abiertos como para que éstos adquieran confianza.

Núria de Gispert propuso a los ministros marroquíes la creación de un centro de acogida en Marruecos, financiado por la Generalitat, y que dispensaría una formación profesional y una educación mínima a los adolescentes repatriados desde Cataluña. La consejera niega que la repatriación sea una expulsión. "Es una medida extrema de protección, cuando ya no hay otra vía, porque esos niños están condenados casi inexorablemente a caer en la delincuencia, en las bandas mafiosas, en la droga y en la prostitución". Además, insistió la responsable de Justsicia, "frente a los 60.000 inmigrantes oficiales que hay en Cataluña, que están perfectamente integrados en la sociedad, la presencia de estas bandas de menores que bordean la delincuencia puede tener un efecto negativo sobre la opinión pública y provocar un rechazo general. Nosotros queremos evitar eso", concluyó.

La consejera también pidió que las autoridades marroquíes agilicen el envío de documentación para que los menores que lo solicitan puedan regularizar antes su situación.

Agencia EPA

Ocho mil abandonados en Casablanca

Un reciente informe elaborado por la Secretaría de Estado encargada de la Familia y de la Infancia de Marruecos, publicado en el periódico socialista Liberation, estima en 8.710 el número de niños de la calle existentes en Casablanca. En el resto de las ciudades de Marruecos su número oscila entre 600 y 2.300, según dicho informe. El total de niños y adolescentes que vive en las calles de las grandes ciudades puede sumar varias decenas de miles. De estos niños de la calle, el 50% son analfabetos y el 65% sufren de trastornos respiratorios, dérmicos e intestinales. El uso de drogas es frecuente. De los encuestados en Tetuán, el 65% reconocen tomar drogas.El 41% de estos menores no tienen ningún tipo de relación familiar y se encuentran abandonados a su suerte. Estos niños, de edades comprendidas entre los 6 y los 18 años, se dedican a la venta ambulante, a la limpieza de zapatos y a la mendicidad.

Algunas asociaciones de voluntarios, como Baiti de Casablanca y Darna de Tánger, se encuentran totalmente desbordadas por el número creciente de niños desamparados y la falta de medios para hacer frente al problema.

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