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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La Haya se llena

Lenta pero inexorablemente se abre camino una justicia largo tiempo postergada sobre las atrocidades cometidas en Bosnia. Pocos pensaron en 1993, cuando las Naciones Unidas crearon el tribunal penal para juzgar los crímenes cometidos en la antigua Yugoslavia, que adquiriría velocidad de crucero. Pero es lo que está sucediendo para angustia de quienes figuran en sus listas públicas y desazón de los que temen estar en las secretas, caso de Momcilo Krajisnik, arrestado ayer.Las capturas no son ya de circunstancias. En el plazo de un mes, los jueces de La Haya han condenado a 45 años, la sentencia hasta ahora más severa, al general croata Tihomir Blaskic por su asalto genocida a poblaciones musulmanas de Bosnia central en 1993; y han sentado en el banquillo al también general serbobosnio Radislav Krstic, acusado de dirigir, a las órdenes de Ratko Mladic, la matanza más atroz ocurrida en Europa en medio siglo: alrededor de 7.000 musulmanes en Srebrenica, enclave teóricamente protegido por la ONU, en julio de 1995. Otros 16 inculpados esperan en las repletas celdas holandesas vérselas con el tribunal internacional.

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La detención de madrugada, en su casa de Pale, de Momcilo Krajisnik es una buena noticia para quienes creen que la justicia acabará extendiendo su mano sobre los verdugos de la antigua Yugoslavia. Krajisnik es, con diferencia, el personaje de mayor rango atrapado por las fuerzas de la OTAN. Fue copresidente de Bosnia hasta 1998. Mano derecha de Radovan Karadzic, el gran huido junto con Mladic, y heredero de su manto y su poder cuando aquél pasó a la clandestinidad en 1996. Como jefe del Parlamento secesionista de Pale, antes y durante la guerra, este personaje inmisericorde formó parte del sanedrín que planeó la depuración étnica de Bosnia, el exterminio masivo de musulmanes y el asedio implacable de Sarajevo. Se le acusa de genocidio, crímenes contra la humanidad y violación de las leyes de la guerra. Su llegada a La Haya es un timbre estridente en los oídos de Slobodan Milosevic.

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La OTAN ha sido acusada justamente de complacencia hacia los más buscados para no comprometer la pacificación de Bosnia. Los tiempos parecen estar cambiando y asistimos a un reverdecimiento del activismo legal internacional contra los criminales, no sólo balcánicos. Krajisnik decía a este periódico a finales de 1997 que Karadzic y Mladic no eran criminales de guerra, sino héroes nacionales. Ignoraba que estaba en el mismo saco. Ahora tendrá la posibilidad de explicar su teoría a los jueces de La Haya.

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