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La cuantía de las multas por conducir coches ruidosos se duplicará. La policía retirará la documentación del coche al conductor ruidoso

Antonio Jiménez Barca

El Ayuntamiento no sólo está dispuesto a luchar contra los ruidos procedentes de los bares de copas. En una ordenanza que prepara el Área de Medio Ambiente, que variará buena parte de las normas que regulan la emisión de ruidos, se incluye un capítulo que endurece las sanciones para los causantes de ruidos procedentes de coches y de motos. El nuevo texto, que previsiblemente será aprobado por el pleno dentro de unos meses, prevé duplicar la cuantía de las multas, según Plácido Perera y Joaquín Fernández de Castro, dos de los técnicos que preparan la ordenanza.Hoy, una moto o un coche demasiado sonoro pueden ser multados con entre 5.000 y 50.000 pesetas. La cuantía depende de la reincidencia del conductor o de los decibelios sobrepasados.

Las actuales multas que imponen los policías municipales de Madrid a los conductores de motos y coches ruidosos oscilan entre 5.000 y 50.000 pesetas. Pero esto va a cambiar. A partir de la entrada en vigor de la nueva ordenanza, estas cantidades se duplicarán. La sanción mínima será de 25.000 pesetas y la máxima de 100.000.

La vigente ordenanza estipula que los coches no podrán sobrepasar los 80 decibelios, las furgonetas tendrán que emitir ruidos por debajo de los 81 decibelios y los camiones pequeños se tendrán que quedar en los 82 decibelios. Ningún camión, por muy grande que sea, podrá sobrepasar los 88 decibelios.

Las motocicletas tienen una tabla distinta: hasta 80 centímetros cúbicos, no pueden sobrepasar los 78 deciblelios; hasta 125 centímetros cúbicos, se tienen que quedar en 80 decibelios; hasta 350 centímetros cúbicos, no pueden emitir más de 83 decibelios; hasta 500 centímetros cúbicos, lo permitido se queda en 85 decibelios, y con más de 500 centímetros cúblicos, el ruido debe quedarse por debajo de los 86 decibelios.

Estos niveles no se van a endurecer, según los técnicos del área de Medio Ambiente. Tampoco variará el sistema por el cual a un conductor se le aplica la máxima sanción o la mínima, que seguirá dependiendo de la reincidencia o de la tasa de decibelios sobrepasados. Lo que se modificará serán las sanciones para los conductores que los sobrepasen.

El Ayuntamiento, al mismo tiempo que sube las multas, prepara una medida que, en su opinión, evitará que los vehículos circulen torturando el tímpano de los paseantes. Los policías municipales, tras comprobar que un coche o una motocicleta excede de los decibelios permitidos, retirarán al conductor la documentación del vehículo. En su lugar, los agentes le entregarán una citación para que acuda, con el coche o la moto en cuestión, al Centro de Acústica del Ayuntamiento antes de una semana.

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Una semana de plazo

"No es una medida que intente fastidiar al usuario; se le da un plazo de una semana para que arregle el vehículo a fin de que no emita ruido. Si en el Centro de Acústica demuestra que los decibelios que emite son los legales, no habrá sanción", explica Joaquín Fernández de Castro. "Es una manera de, por un lado, librarse de la multa, y por otra, que se consiga lo que se persigue: que no haya ruidos molestos en el tráfico", añade.

La nueva ordenanza también regulará fuentes de ruido que ahora escapan a los textos legales. Por ejemplo, muchos vecinos se quejan de que, si viven encima de un bar o de una discoteca, notan los sonidos procedentes de las frecuencias bajas de la música, que a menudo se transmiten no por el aire, sino por las paredes.

"Es un bum-bum-bum muy molesto que procede de los bajos de la música", explica Plácido Perera. "Con la nueva ordenanza obligaremos a que los sistemas de aislamiento de estos ruidos sean eficaces, no como pasa ahora".

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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