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Aznar fija los retos para la próxima década y Fraga le insta a optar de nuevo a la presidencia

Javier Casqueiro

José María Aznar amasó ayer, en la conmemoración del décimo aniversario de su designación como líder del PP en Sevilla, un discurso en el que se congratuló de los éxitos cosechados por los populares y fijó los grandes retos del PP, de su Gobierno y de España para el próximo decenio. Entre ellos resaltó la paz en el País Vasco y el pleno empleo. Durante esa década, él estará, dijo, donde "le corresponda" y le dé "la gana". Respondía así al fundador del PP, Manuel Fraga, que poco antes le había pedido que no haga planes "a menos de 10 años" y que renuncie a su idea de no volver a ser candidato a la presidencia.

Para conmemorar sus 10 años al frente del partido, Aznar viajó a Sevilla con su familia, prácticamente todo su Gobierno, la cúpula nacional del PP y la mayoría de sus parlamentarios. Allí le esperaban la dirección andaluza y algunos invitados. El periodista Carlos Herrera, que hace pocos días recibió un paquete bomba de ETA en forma de caja de puros, fue recibido con una ovación en el Palacio de Congresos, donde unas 1.500 personas ocupaban las butacas. Fuentes del PP comentaron que Aznar ha obsequiado a Herrera con una caja de habanos Partagás. Para ensalzar los triunfos del líder del PP en estos 10 años se proyectaron cuatro vídeos elaborados para la ocasión.Con la exhibición de las cintas se intercalaron los elogiosos discursos, durante hora y media, de la presidenta del PP andaluz, Teófila Martínez; del ex secretario general del PP, Francisco Álvarez Cascos; de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá; del presidente de Castilla y León, Juan José Lucas; del actual número dos del partido, Javier Arenas, y del fundador del PP y actual presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga. Cascos y Arenas alertaron, al igual que hizo luego Aznar, de los peligros de la "autocomplacencia" a que puede llevar la mayoría absoluta lograda por el Partido Popular.

Agradecimientos

Arenas se extendió en agradecimientos a Miguel Ángel Rodríguez, ex portavoz del Gobierno; al ex vicesecretario general Arturo Moreno, quien se vio forzado a dimitir a raíz del caso Naseiro (financiación ilegal del PP); a Lucas, y a los ministros Jaime Mayor, Mariano Rajoy, Rodrigo Rato y Ángel Acebes. De Cascos dijo que había sido un "extraordinario secretario general durante nueve años", y a Fraga le vio "mucho más joven" que en 1990. Aunque el número dos del PP dijo que el objetivo del acto no era "criticar a nadie ni hacer leña del árbol caído", no evitó referirse al PSOE, sin citarlo, para señalar que los populares nunca hablarán de "morir de éxito". Destacó que el liderazgo de Aznar se construye "sobre los hechos", frente a "la palabrería y los tópicos", en alusión a Felipe González.

Fraga subió a la tribuna para rememorar el momento en que entregó el relevo a Aznar. El presidente gallego no defraudó a los que esperaban alguna de sus famosas salidas extemporáneas. Enfrentó a Aznar al reto de hacerse cargo de una ambición histórica y le pidió que haga "aún más" después de "esta década ejemplar y exitosa". Fraga echó mano del historiador romano Tito Livio para reclamar para Aznar "otra década para hacer historia" y para embarcar a España "en la solución de los problemas de fondo". Lejos del anuncio de Aznar de que no volverá a ser candidato a presidente del Gobierno, Fraga le reclamó que "no haga planes a menos de diez años".

El líder del PP gallego ensalzó la capacidad del actual jefe del Gobierno central para formular pactos de Estado a todos los partidos mientras le "revolvían los meniscos", en referencia a la reciente operación de rodilla a que ha sido sometido. Y se permitió sugerirle dos retos. El primero, el de poner fin a la baja natalidad. El segundo, que rescate un nuevo sistema de valores, ya que el actual está "conmovido por el materialismo".

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En sus 20 minutos de intervención, Aznar enumeraría luego cuáles son sus auténticas prioridades: pacificación en el País Vasco, desarrollo de la pluralidad de España, el pleno empleo, mejorar los servicios públicos, propugnar unas pensiones dignas, un sistema fiscal más justo, modernizar el sistema de bienestar social y propulsar la revolución tecnológica.

"Grandeza de España"

Fraga, en fin, apeló a esa próxima "década de la verdadera grandeza" de España para intentar convencer a Aznar de que olvide su compromiso de no volver a presentarse a la Presidencia del Gobierno dentro de cuatro años. "Si no lo digo reviento, y que cada uno lo entienda como quiera: no hagas planes para menos de diez años, porque no nos da la gana". Los aplausos del millar de asistentes se fundieron casi con la irrupción de Aznar en el escenario y la consiguiente respuesta de éste al capote que le había puesto en suerte el aún presidente de honor del PP. Aznar replicó: "No tengo edad, ni mi oficio me lo permite, para escribir memorias o recuerdos. Y lo que voy a seguir haciendo es pensar y trabajar en el futuro de España, donde a cada uno y a todos nos corresponda, porque lo importante es que sabemos lo que tenemos que hacer y porque nos da la gana".

El líder popular dijo que llegaba para hablar sobre todo de futuro, pero no se resistió a presumir de que tras esta década "sin tutelas ni tu tías", en frase que recogió de la herencia que Fraga le dejó en 1990, el PP es ahora "el primer partido y el Gobierno de España". "Somos el partido de centro que queríamos y somos la esperanza para los españoles".

El presidente del Gobierno se mostró orgulloso de haber recogido el legado de centro de la UCD que lideró Adolfo Suárez y más votos incluso que los que dejó esta coalición tras su naufragio. Y tras agradecer la visión histórica de la renuncia de Fraga, con el que reconoció haber "quemado las naves" en direcciones opuestas en 1990, registró en su haber que ahora el PP no sólo ha ganado en casi toda España, sino que es alternativa de gobierno en Euskadi, Cataluña y Andalucía. Y advirtió de que ahora "ni la violencia terrorista ni el pretendido endeudamiento político de determinados territorios son obstáculos insalvables".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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