Las dificultades de acceso a los monumentos merma el turismo cultural
Los expertos piden esfuerzos de gestión
No poder entrar a una iglesia porque no está el cura o quedarse sin visitar algún pequeño museo de cualquier pueblo andaluz porque no aparece la señora que tiene la llave son problemas con los que se puede encontrar un turista. Según algunos expertos, la dificultad para acceder al patrimonio cultural andaluz por motivos como éstos, junto con el abandono en la conservación de los bienes históricos, son los dos máximos problemas que puede encontrar el turismo cultural que visita Andalucía.
El objeto último que hace que la gente visite muchos de los pueblos y rincones andaluces no recibe el trato adecuado, sobre todo en las localidades más pequeñas y recién incorporadas al turismo cultural. Así piensan algunos de los expertos reunidos en Antequera este fin de semana en el taller Imagen Urbana de los centros históricos y su proyección turística.El turismo cultural en Andalucía se basa sobre todo en visitas que no requieren pernoctación y en las visitas de fin de semana. Cuando el tiempo es tan limitado, no hay nada tan desagradable como no poder visitar lo que se pretendía. Las iglesias, claustros o casas palaciegas que hay en Andalucía se encuentran con demasiada frecuencia cerradas, o tienen unas horas de apertura muy limitadas. Otro factor que deja insatisfecho al visitante es no encontrar información sobre lo que está viendo. También con frecuencia, los monumentos no están bien conservados o tienen un plan de restauración que se sabe cuando empezó pero no cuándo va a terminar. Los expertos reconocen que esta situación se va superando. Poco a poco van floreciendo las oficinas de turismo, las guías, los centros de visitantes y la señalización adecuada.
Otro asunto principal tratado en Antequera ha sido la protección de los conjuntos monumentales y de los centros históricos. Xavier Hernández ha sido uno de los dos coordinadores de estas jornadas. Hernández, arquitecto mexicano, considera fundamental que la atención a los centros históricos de las ciudades comience en la periferia. Según él, la atención exclusiva al centro ha hecho que, en ocasiones, desorden y caos se instalen en el extrarradio.
Otro de los grandes problemas en las localidades de interés patrimonial, según Hernández, es la proliferación de la publicidad en fachadas y calles. "Los anuncios son un cáncer que apuntan al deterioro de la imagen de una ciudad", dice el arquitecto.
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