No me extraña
Hace días leí en El País Madrid que había disminuido el número de denuncias por accidentes en los que los conductores se dan a la fuga, y no me extraña. Y digo que no me extraña porque yo he tenido dos accidentes de este tipo, uno en 1998 y otro en 1999, y el procedimiento de la Policía Municipal deja que desear. El 1 de junio de 1998, me personé en el cuartelillo de la Policía Municipal en la avenida de Pío XII para denunciar que el conductor de un vehículo que se había saltado un stop y había golpeado el lateral de mi coche (dejándolo hecho picadillo) se había dado a la fuga. El policía municipal que me atendió me dijo que, si no había daños personales (que no los había) y los daños materiales no llegaban a los 10 millones (que el coche no valía ni nuevo), no podía denunciar. Me quedé alucinada, porque ese mismo día, por la tarde, en el cuartelillo de la Guardia Civil de Las Rozas me admitieron la denuncia sin más.Pero en 1999 otro vehículo golpeó el mío al abrirse para girar, y en vista del buen resultado que me había dado la Policía Municipal (y a pesar de que un policía de proximidad me explicó que ése era el procedimiento a seguir) fui directamente al cuartelillo de la Guardia Civil de Las Rozas, donde me dijeron que, si no había daños personales y los daños materiales eran escasos, y no me habían insultado, ni pegado, ni escupido, no podía denunciarlo. Así pues, ¿cómo no van a bajar las denuncias? ¿No es un delito la omisión de socorro? Porque ninguno de los dos conductores paró el coche para comprobar si había o no heridos.- Mari Sol García. Madrid.
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