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Patrimonio recupera el hipódromo y desaloja a Sarasola por orden del juez

Patrimonio Nacional recuperó ayer las instalaciones del hipódromo de la Zarzuela previo desalojo de la sociedad Hipódromo de Madrid, SA, del empresario Enrique Sarasola. La policía acompañó a la comitiva judicial y a los responsables de Patrimonio por si los empleados desalojados por orden del juez se negaban a abandonar las oficinas, pero su intervención fue innecesaria.

Patrimonio Nacional, organismo público propietario del hipódromo, estableció un acuerdo con la empresa de Sarasola en 1992 por el que le concedía la explotación de la instalación a cambio de que el empresario se encargara del mantenimiento del complejo. La concesión fue renovada por un segundo periodo que se prolongaba hasta 2014. Pero no ha dado tiempo para que el plazo se cumpla.Patrimonio Nacional denunció en 1996 a la empresa Hipódromo de Madrid, SA, porque no cumplió con el requisito de mantener las instalaciones en las condiciones debidas. Y el juez le dio la razón. El Juzgado número 40 de Madrid ordenó el pasado enero el desahucio de la empresa de Sarasola por hacer un "uso indebido de las instalaciones". Ante la negativa de la empresa a abandonar el recinto, Patrimonio solicitó un auto judicial que ordenara el desalojo por lanzamiento de la empresa denunciada. Y lo consiguió.

Ese lanzamiento se hizo efectivo ayer. Los siete trabajadores de la empresa desahuciada que quedaban en el hipódromo firmaron el auto judicial, se montaron en sus coches y se marcharon por la puerta principal. El abogado de la empresa desalojada exigió la realización de un inventario del material, pero la secretaria judicial se lo negó al considerar que los desahuciados han tenido años para inventariar sus pertenencias.

La salida de Sarasola abre una puerta de esperanza al hipódromo y a los profesionales que desde hace cuatro años han visto paralizada su carrera.

Cuando Sarasola se hizo cargo del hipódromo, cada domingo acudían a las carreras una media de 15.000 espectadores y había estabulados en las cuadras alrededor de un millar de caballos. Pero con Sarasola el hipódromo se fue a pique y, en 1997, la empresa presentó suspensión de pagos con un pasivo de 6.500 millones.

Tras cuatro años de parón, la instalación está deteriorada. "Por la pista no podría correr ni un burro", aseguró ayer el portavoz de Patrimonio, Javier Peña. El desalojo ha renovado la esperanza del centenar de trabajadores del hipódromo.

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