La comisionada de Derechos Humanos exige que los crímenes de Chechenia sean castigados
La llegada a Moscú de la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, la ex presidenta de Irlanda Mary Robinson, ha vuelto a poner el dedo en la llaga de uno de los puntos más vulnerables de la operación antiterrorista en Chechenia. Robinson, que visitará los campos de detención en la república rebelde, exigió ayer que se investiguen todas las denuncias de atrocidades y que no haya impunidad para los criminales de guerra. Entre tanto, la OSCE pedía también que se persiga legalmente a los militares responsables de violaciones, saqueos y asesinatos de civiles.
Se equivocaban de plano el presidente electo ruso, Vladímir Putin, y el jefe del Alto Estado Mayor, general Anatoli Kvashnín, si pensaban que las protestas internacionales por los abusos de las tropas rusas se iban a aplacar porque un coronel fuese procesado por violación y asesinato de una chechena. Coincidiendo con la difusión de ese caso, la organización Human Rights Watch (HRW), especializada en dar quebraderos de cabeza al Kremlin, ha recordado que, con anterioridad, documentó ya otras violaciones (consideradas como crímenes de guerra por la convención de Ginebra) en diversas localidades de Chechenia, como Shalí y Alján Yurt."Es un paso en la buena dirección que se procese a un militar", asegura Holly Cartner, directora ejecutiva para Europa y Asia de HRW, "pero eso no basta para dar por resuelto el problema. Los soldados en Chechenia han cometido centenares de crímenes de guerra, incluyendo ejecuciones sumarias y violaciones". La organización pone tres ejemplos de estas últimas que tienen como protagonistas a Heda Kungayeva, de 18 años (27 y 28 de marzo, en Tangui Chu, cerca de Grozni), y Alisa y Maya (nombres ficticios), detenidas en el puesto de control Kavkaz (en la frontera checheno-ingush) a finales de enero.
Denuncias sin detenciones
Human Rights Watch, con base en Nueva York, ha informado en los últimos meses de más de 130 ejecuciones de civiles, sobre todo en Alján Yurt y Grozni. Que se sepa, estas denuncias, que incluían listas de víctimas y numerosos testimonios, no han conducido a detenciones o procesamientos.
HRW sumó ayer un nombre a su geografía del horror: Geji Chu, unos 30 kilómetros al suroeste de Grozni donde, supuestamente, fueron ejecutados siete hombres el 7 de febrero, cuando los soldados entraron en la localidad por la que acababan de pasar cerca de 3.000 combatientes chechenos. Un testigo relata el aspecto que tenían cuatro de los cadáveres, con heridas de bala idénticas en la nuca y huellas de pólvora quemada en el pelo.
Robinson se mostró ayer satisfecha de que, por fin, se le permita visitar la zona de conflicto, tras ser considerada poco menos que persona non grata por sus comentarios sobre las atrocidades cometidas por las tropas rusas en Chechenia. La ex presidenta irlandesa se mostró prudente y no quiso hablar demasiado antes de evaluar la situación sobre el terreno, pero admitió que se están cometiendo excesos en ambos bandos y puso el énfasis en la necesidad de que se investiguen las denuncias de crímenes de guerra y no haya impunidad. Cuando regrese del Cáucaso quiere entrevistarse con Putin. "Es importante que discuta con él sobre la cultura de los derechos humanos", manifestó.
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) añadió también ayer su grano de arena a este aluvión de críticas contra la política chechena del Kremlin. En una declaración difundida en Moscú, esta organización manifestó su "profunda preocupación por las informaciones que circulan sobre violaciones de los derechos humanos y de las normas humanitarias internacionales en Chechenia".
La troika de la OSCE ya ha expresado su intención de visitar Chechenia y ha pedido el retorno a esta república de su misión permanente.
Debate en el Consejo
A partir del lunes, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa debatirá si las atrocidades cometidas en Chechenia y la actitud de Moscú hacia ellas justifican la expulsión de Rusia. Una delegación de diputados de la Duma viajó ayer a Estrasburgo para intentar evitar lo peor.
En medio de tanta tensión, hay una nota positiva: el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) volverá a operar en la república independentista, de la que salió tras el asesinato en 1996 (finalizada ya la primera guerra ruso-chechena) de seis miembros de su personal, entre ellos una española.
Entre tanto, el vicejefe del Estado Mayor ruso, general Valeri Manílov, admitía que las hostilidades en el Cáucaso (Daguestán y Chechenia) se han cobrado ya, desde el pasado agosto, la vida de 2.036 soldados rusos. Otros 6.076 han resultado heridos. Las cifras reales probablemente son mucho más altas.
Según Manílov, las fuerzas federales controlan ya toda Chechenia, aunque persisten bolsas de resistencia. Supuestamente, siguen en armas unos 3.400 rebeldes, 2.000 de ellos en las montañas del sur y "unos 500" en la mismísima Grozni, supuestamente conquistada hace dos meses.
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