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Vera: "No se ha investigado hasta la náusea, se investigó buscando la náusea"

El juicio por el caso Lasa-Zabala quedó ayer visto para sentencia después de que algunos de los acusados utilizasen el turno de última palabra. Rafael Vera, Felipe Bayo, Enrique Rodríguez Galindo y Enrique Dorado pronunciaron alegatos finales en los que proclamaron su inocencia y la de sus compañeros de banquillo. Vera afirmó que su sucesora en Interior, Margarita Robles, había dicho en la vista que en este caso se había investigado hasta la náusea, pero dijo que no había sido así, sino que "se hizo una investigación buscando la náusea".

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El exsecretario de Estado para la Seguridad criticó a Robles y también al responsable de la investigación, el comisario Enrique de Federico, y aseguró que se creó una comisión de investigación "ineficaz, inoperante y torpe", de la que dijo también que "fue una comisión política, con fines políticos". "No se hizo una investigación", precisó, "sino que se creó una comisión política para hacer frente a la avalancha de críticas que salían en los medios de comunicación". Vera insistió en que nunca en 24 años de democracia en España se ha producido un juicio paralelo de esta envergadura, un juicio que nació, creció y todavía no ha muerto y cuya pauta, según dijo, ha marcado la prensa.

El exalto cargo dijo que "la página de la guerra sucia contra ETA ya la pasó el Gobierno socialista en 1986", y que "ahora hay que pasar también la página de la guerra sucia que han vivido los acusados en una situación de tragedia personal" en estos cinco años de proceso.

Vera atacó al abogado de la acusación particular Iñigo Iruin y señaló que le sorprendía que hubiera hablado de una posible tercera generación de terrorismo de Estado. Y se preguntó: "¿Cuántas generaciones de terrorismo de ETA vamos a tener que soportar todavía?". Inmediatamente apuntó que Galindo y los guardias que se sientan en el banquillo, al participar en la lucha antiterrorista, han puesto las primeras piedras del edificio de la democracia en España.

"He visto la venganza"

El exsecretario de Estado atacó duramente al ex gobernador civil de Guipúzcoa Juan María Jáuregui por sus manifestaciones en el juicio. "He visto en los ojos de uno de los testigos", dijo Vera, "la venganza cumplida, la revancha ejecutada, cuando miraba al general Enrique Rodríguez Galindo, y ese testigo era el ex gobernador civil de Guipúzcoa nombrado por el último Gobierno socialista".

Vera, para el que el fiscal pide cuatro años de cárcel, concluyó su alegato expresando su confianza en la Audiencia Nacional y en la justicia independientemente del "veredicto que el tribunal tenga a bien dictar".

Por su parte, el general Enrique Rodríguez Galindo, para quien el fiscal pide 110 años de prisión, hizo profesión de inocencia de sus hombres, como al iniciarse el juicio. Afirmó que algunas plumas, "siempre más fuertes que la espada", ya les han acusado y condenado y agregó que, de todas formas, "por muchas rosas que se corten, finalmente vendrá la primavera de la verdad".

Galindo elogió a Dorado y Bayo y dijo que habían luchado como leones y les deseó que pronto "puedan ver crecer las rosas, llover a la nube, sentir el aire y vivir". El general concluyó su breve alegato preguntándose: "Quién nos ha visto formar una banda armada? ¿Quién nos ha visto torturar? ¿Quién nos ha visto matar?".

Felipe Bayo realizó un largo exordio en el que intercaló numerosas citas. Rogó al tribunal que no tuviera en cuenta sus declaraciones inculpatorias de agosto de 1997 en las que señalaba que, junto con Dorado, había interrogado a Lasa y Zabala en el Palacio de la Cumbre durante tres días por orden de Galindo y que Elgorriaga presenció el interrogatorio del primer día. Bayo dijo que hizo esa declaración en el sentimiento del caballero que ve a su rey volver grupas en la batalla y se siente decepcionado, en alusión a que Galindo había salido de la cárcel y él seguía en prisión.

Por su parte, Enrique Dorado se quejó del trato discriminatorio que ha sufrido con respecto a sus jefes al seguir en prisión mientras ellos están en libertad, cuando las acusaciones son las mismas.

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