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La policía busca a un grupo de adolescentes por dar una paliza a un joven ecuatoriano

La violencia juvenil y nocturna golpea de nuevo. La policía busca a un grupo de adolescentes por propinar una brutal paliza a un joven inmigrante ecuatoriano la noche del viernes, en la zona de Argüelles conocida como los bajos de Aurrerá. La víctima permanecía ayer ingresada en el hospital con un brazo roto y numerosas contusiones por todo el cuerpo. La agresión llegó sin mediar palabra, en plena calle, y los agentes investigan si se trata de un ataque racista. "A los inmigrantes, algunos nos ven como bichos raros; por eso me han pegado", aseguró ayer el herido.

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La nueva víctima de la violencia tiene nombre y apellido. Se llama Javier Coyago y es un inmigrante ecuatoriano de 19años. Estudia cuarto de ESO en el instituto público Ortega y Gasset y noveno de mecánica automotriz en la Escuela de Oficios. Esta semana ha dejado de asistir a clase. Y no por voluntad propia, sino porque lleva desde la noche del viernes ingresado en una habitación del Hospital Fundación Jiménez Díaz con el brazo derecho destrozado y numerosos golpes por todo el cuerpo.El viernes pasado, precisamente el día en que cumplió 19años, un grupo de jóvenes le regaló una brutal paliza. Javier salió de clase de mecánica de coches a las nueve de la noche. Se metió en el metro, en la estación de Nueva Numancia, y viajó hasta la de Moncloa. Salió del suburbano media hora más tarde aproximadamente. Había quedado citado con un amigo a las once de la noche en la Gran Vía. Se bajó en Moncloa para hacer tiempo y para autorregalarse un colgante por su cumpleaños en uno de los puestos ambulantes de la zona, según su declaración.

Caminaba solo por una calle de Argüelles próxima a la zona conocida como los bajos de Aurrerá y escuchó a sus espaldas: "¡Oye, oye! Ven aquí, ven, ven". Javier se dio la vuelta y vio cómo un grupo de entre 10 y 15 chicos se acercaba a él corriendo. "Parecían chicos normales, iban vestidos de forma normal", recordaba ayer. Javier se quedó paralizado. Uno de los chicos se adelantó al grupo y se le acercó. Le agredieron sin mediar palabra: "Me llevé dos puñetes en el rostro y le pregunté al que me pegó: 'Pero, ¿qué pasa? ¿Qué he hecho?", agregó Javier ayer, aún impresionado. Los jóvenes le respondieron arrojándole al suelo. "Me comenzaron a patear cuando estaba tirado en la acera, recibí golpes por todo el cuerpo. Yo me cubrí el rostro con el brazo y me protegí con las piernas, pero me patearon hasta en la espalda", narró.

Los agresores huyeron corriendo, siempre según explica el afectado. Javier se levantó del suelo y comenzó a caminar: "Pensé que estaba bien y me levanté. Vi que podía caminar y sólo sentí un dolor en el brazo. Paré a un hombre en la calle y le pedí que tirara de la mano, que me dolía el músculo. Me tocó el brazo y se dio cuenta de que se movía de forma extraña, entonces me dijo que lo mejor era que me llevara al hospital para hacerme una radiografía", afirmó. El hombre llevó a Javier al Hospital Fundación Jiménez Díaz en su coche. La radiografía dejó ver con claridad el hueso destrozado del antebrazo derecho de Javier. Los médicos del centro sanitario someten hoy, miércoles, a una intervención quirúrgica a Javier para optimizar el soldado del hueso.

"Tengo miedo"

El joven tiene varios golpes en la frente, grabados a punterones y moratones en el brazo izquierdo. Sufre, además, daños psíquicos. Admite que tiene miedo: "No me da ira lo ocurrido, sino miedo; espero que no me vuelva a pasar", afirmó.

La policía investiga la posibilidad de que se trate de un ataque racista. Los agentes tratan de encontrar testigos que ratifiquen la versión del herido. El perfil de los presuntos agresores es el de un grupo compuesto por una docena de jóvenes de entre 15 y 16 años.

Javier llegó de Ecuador hace un año. Es inmigrante en situación irregular. Sus padres llegaron a Madrid hace cinco años, han trabajado en el servicio doméstico y han logrado la residencia. El hermano de Javier, Fredy, tiene un locutorio telefónico en Argüelles.

En la misma zona en la que fue agredido Javier, otro joven, David González, perdió la vida de una puñalada en enero de 1996. El fallecido paseaba con su novia y un amigo y fue atacado por un grupo neonazi. Cuatro cabezas rapadas apalearon a dos mendigos en el Parque del Oeste en octubre del año pasado. El resto de indigentes abandonó el parque por temor a nuevas agresiones ultras.

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