Más allá de las chabolas
Juan David Santiago no responde al esquema de gitano que tiene en la cabeza la mayor parte de los españoles. Viste con elegancia, habla con propiedad, tiene preparación universitaria, trabaja en asuntos sociales y vive en una casa del Barrio Obrero de Alicante. Quizá por eso sabe mejor que nadie que no hay dos gitanos iguales, y que las necesidades de uno y otro también son diferentes. Con esa idea en la mente ha promovido la creación de la asociación de desarrollo gitano Alicante Kalí, de la que es presidente. Con ella busca "la promoción integral" de los aproximadamente 12.000 calós que viven en la capital, el 23% de los que residen en la Comunidad Valenciana."No todos los gitanos son chabolistas, aunque es cierto que sí lo son en su mayor parte. Pero también hay gitanos que viven en pisos, como los hay que no saben leer y los hay que van a la Universidad, como hay gitanos pobres y ricos", expone Santiago. Cuando comenzó a dar vueltas a la idea de crear una asociación que viniera a sumarse a las dos que ya operan en Alicante, Arakerando y Gao Caló, se dio cuenta de que una de las primeras barreras que había que superar era el estereotipo de gitano.
"Nosotros abogamos por una intervención global. Por supuesto que no nos vamos a olvidar de los chabolistas, ya que a ellos irá dirigido el grueso de nuestras actividades, pero también organizaremos otras para los gitanos que no viven en chabolas", señala Santiago. Según su criterio, las labores de Alicante Kalí deben ir más allá de la "política de vivienda" que actualmente es el eje central y casi único de asociaciones gitanas y departamentos de servicios sociales de las administraciones. Por ello, atenderá a los tres grupos de gitanos que ha identificado en Alicante: los tradicionalmente integrados (habitan en el centro, en El Pla y algunas zonas de Virgen del Remedio); los que han accedido a viviendas de altura en los últimos 25 años (concentrados fundamentalmente en Virgen del Remedio - Juan XXIII, Los Ángeles - Altozano y Benalúa-Babel) y los que pueblan los asentamientos de la periferia (el 90% de las personas en esta situación son gitanas).
Gitanos y payos han compartido el mismo país durante 600 años, pero siempre se han dado la espalda. Alicante Kalí es consciente de las dificultades que entraña la integración del pueblo gitano. "No son una minoría étnica al uso", escribe Santiago en un documento incluido en la página web de la asociación (http://www2.netexplora.com/alicantekali), "no se caracterizan por tener un territorio de referencia, una religión común o una representación política nacional e internacional".
Teniendo en cuenta estos factores, el plan de actuación de Alicante Kalí partirá de la relación estrecha con los servicios sociales y con mediadores gitanos para el seguimiento escolar del alumnado gitano, que presenta una altísima tasa de absentismo; normalizar la situación de los gitanos en su contexto social; intervenir socialmente en familias en situación precaria y educar a los gitanos en el ejercicio de la democracia, entre otros programas. Algunos de ellos lo realizarán a través de un convenio firmado con la Unión Romaní. Son los que responden a las demandas más urgentes y se solicitan con cargo al 0,5% del IRPF. Para los que tengan un mayor contenido social, Alicante Kalí solicitará subvenciones a la Consejería de Bienestar Social.
Destaca la constitución del Consejo Gitano, que integrarán a partir de junio tres tíos o gitanos de respeto. Con él se cumplirá la tradición netamente gitana de buscar consejo en los mayores del grupo, ya que la Junta Directiva sondeará las opiniones de los tíos Salvador, Tino y Tono antes de consensuar las iniciativas a llevar a cabo. Además, dependerá de ellos organizar actividades culturales relacionadas con el flamenco como espacio de encuentro entre gitanos viejos y jóvenes y también con los payos, porque Santiago destaca que "Alicante Kalí ha conseguido reunir 100 socios y no todos son gitanos".
Alicante Kalí busca la fórmula que permita normalizar la situación en la que viven muchos gitanos sin que ello suponga una pérdida de su identidad como pueblo milenario. De hecho, parte de su programa está enfocado en la vertiente cultural, con cursos para recuperar el romanés y afianzar las raíces y tradiciones. De este modo se puede atender a los gitanos integrados en barriadas de payos, que tienen las necesidades sociales cubiertas, pero se debaten entre su asimilación por el sistema y la conservación de sus costumbres gitanas.
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