Un tribunal del Ulster revisa el 'caso del domingo sangriento'
La investigación más importante y costosa en los anales criminales de la historia jurídica del Reino Unido comenzó a ser revisada ayer en una sala del juzgado principal de Londonderry. Allí, un tribunal con presencia internacional comenzó a revisar las pruebas de los acontecimientos que el 30 de enero de 1972 causaron la muerte de 14 nacionalistas irlandeses desarmados, que fueron abatidos por soldados del Primer Regimiento de Paracaidistas en lo ha pasado a conocerse cono el domingo sangriento, una herida en la conciencia nacionalista que no se cicatriza y que, por el contrario, se suma al difícil y frágil proceso de paz en el Ulster.El trámite se perfila prolongado: al menos dos años. En términos económicos, el juicio bien podría costar 60 millones de libras esterlinas (16.800 millones de pesetas) al contribuyente británico. Pero el Gobierno laborista de Tony Blair está dispuesto a poner punto final al capítulo de oprobio que mancha la reputación del Ejército británico desde que se efectuó el primer disparo contra una manifestación republicana a favor de los derechos civiles aquel fatídico domingo de 1972 en Londonderry.
En momentos tan difíciles para el proceso de paz, suspendido con la congelación del Gobierno autonómico del Ulster el pasado 11 de febrero, el proceso jurídico, en el que participan magistrados de Inglaterra, Nueza Zelanda y Canadá podría cuestionar la exoneración de las tropas británicas de que actuaron "en defensa propia" contra una multitud norirlandesa cuyas voces de protesta fueron respondidas a balazos, tal y como concluyó la primera investigación sobre los sucesos.
Dos años hasta el fallo
El presidente del tribunal, lord Saville de Newdigate, abrió la histórica sesión advirtiendo de que el veredicto podría tomar "un par de años". A fin de darle un toque de imparcialidad, la investigación incluye al juez sir Edward Somers, de Nueza Zelanda, y al magistrado canadiense William Hoyt.
Christopher Clarke, abogado de la Corona, puso el énfasis de este esfuerzo afirmando que lo que se busca es "la verdad" de una "tragedia que a lo largo de los años ha producido inmenso dolor a los familiares de las víctimas". "Se ha logrado interrogar a testigos desparramados por todo el mundo. La investigación ha dado con el 97% de los 2.100 testigos", dijo. "Se los ha buscado por todos los continentes, con excepción de la Antártida", agregó.
Tras recibir presiones del Gobierno irlandés y de los familiares de los fallecidos, el primer ministro británico, Tony Blair, aceptó en 1998 abrir una nueva investigación sobre lo ocurrido. Las conclusiones de la primera pesquisa, presidida por lord Widgery, provocó la furia de los familiares de los catorce muertos.
Más información: www.bloody-sunday-inquiry.org.uk
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