La caza de un periodista
A mediados de febrero, Klester Cavalcanti, el delegado de la redacción en Belem -capital de Pará- de la revista Veja, fue secuestrado y amenazado de muerte por indagar sobre la propiedad de 120.000 kilómetros cuadrados de selva amazónica.Según ha relatado a EL PAÍS desde el lugar oculto en el que reside , tras haber realizado más de veinte entrevistas, entre ellas al ministro de la Reforma Agraria, Raul Jungman, y a algunas personas sospechosas de estar detrás del nombre del fantasmagórico Carlos Medeiros, empezó a recibir anónimos con amenazas de muerte. En la portería de su casa le dejaron una nota que decía: "No mueva a los fantasmas si no quiere acabar como uno más de ellos. Firmado: Carlos Medeiros". Días después, una voz al teléfono le advirtó: "Olvídese de Carlos Medeiros. Va a ser mucho mejor para usted". El periodista no hizo caso a las amenazas y siguió adelante en sus investigaciones cuando, en los carnavales pasados, fue secuestrado en plena calle por unos individuos disfrazados que lo introdujeron en un coche y le pusieron una pistola en la sien. Le abandonaron en la selva atado a un árbol, no sin antes advertirle: "Esto es sólo el primer aviso". Kestler, de 30 años, que fue premio Reuters 1998 a la mejor información sobre Medio Ambiente de América del Sur, vive ahora en la clandestinidad protegido por la empresa periodística para la que trabaja.
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