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Boulez cumple 75 años con una frenética actividad como director de orquesta El compositor francés presenta un gran número de nuevas grabaciones

El compositor, director y musicólogo Pierre Boulez celebra hoy su 75º aniversario. Nacido en la localidad francesa de Montbrison, hijo de un industrial, Boulez ha sido un personaje determinante en la evolución de la música durante la segunda mitad del siglo XX. Sus grabaciones de Mahler, Webern, Debussy, Schoenberg, Bartok o Stravinski, amén de las de sus propias obras, son capitales en el proceso de ampliación del repertorio orquestal más allá de la tradición romántica. Este año, Boulez empuñará la batuta tantas veces como años cumple.

"Cuando comencé a dirigir, la gran mayoría de jefes de orquesta, incluidos los mejores, no querían saber nada de la música de nuestro siglo, al menos de la más innovadora o prospectiva. Eso explica en parte el que me haya dejado devorar durante años por mi actividad como director", dice Boulez. Y lo cierto es que, a sus 75 años, esa actividad sigue siendo frenética. A lo largo de 2000 empuñará la batuta tantas veces como velas tiene su pastel de aniversario. Eso significa cambiar cada tres días de ciudad, ir de Berlín a Chicago y de ahí a Londres para luego marchar a Cleveland después de pasar por París. "Ahora publico en nuevas grabaciones la integral de Webern, incluidas algunas obras inéditas, la octava de Bruckner, la Sinfonía de los salmos de Stravinski y un álbum con una selección de obras de distintos compositores. Y en un plazo breve grabaré El Canto de la Tierra, de Mahler, una serie de piezas de Berlioz y mis composiciones Sur Incises, Messagesquisse, Anthèeme y Pli selon pli".

Cambiar a menudo de orquesta no le preocupa. "Cada conjunto tiene su personalidad y es un reto distinto. De momento los músicos no son elementos clónicos que suenan igual aunque cambiemos de latitud". Pero los cambios no dependen sólo de la geografía. "Durante mucho tiempo no he querido que se interpretase Pli selon pli porque mi redacción no era lo bastante clara. Los directores encontraban graves problemas y optaban por soluciones equivocadas. Ahora la he rescrito y la grabo con Christine Schäfer".

El aniversario le lleva a recordar que "conocí a Stravinski cuando él cumplía 75 años y yo 32. Entonces no tuve la sensación de que existiese una barrera generacional como ahora no creo que exista entre yo y Philippe Manoury".

La radicalidad de Boulez no se limita al dominio de la música. Detesta la música pop "porque es asfixiante y alienante", pero tampoco es cariñoso con buena parte del arte contemporáneo ("muchas instalaciones son meros guiños de complicidad"). No le gusta que se mezcle la música con la política, aunque no reniega ni de una ni de la otra. "Hermanar el comportamiento político o social con las opciones artísticas carece de sentido. Schoenberg, en 1920, era ya un compositor revolucionario al tiempo que, como ciudadano, reclamaba al emperador. Y es perfectamente posible ser un ciudadano modélico, comprometido con su tiempo, y componer música sin ninguna calidad. Pero esa separación entre las dos esferas no significa que no convenga trabajar en las dos. Cuando las instituciones no funcionan no basta con criticarlas desde fuera : hay que arremangarse y participar para cambiarlas en el sentido deseado. Hay que aceptar discutir de política".

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