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CUMBRE DE LISBOA

Los Quince liberalizan las telecomunicaciones para responder al reto de la nueva economía

ENVIADOS ESPECIALESEl Consejo Europeo de Lisboa aprobó ayer un paquete de reformas que tiene como objetivo llevar a Europa por la senda de la llamada nueva economía. Los Quince basan su estrategia en la desregulación inmediata de las telecomunicaciones para permitir la expansión de sectores como Internet, fomento de mecanismos financieros de capital riesgo para atraer la inversión privada en sectores de alta innovación tecnológica y la modernización del modelo social para ir alejándose del viejo Estado providencia surgido tras la Segunda Guerra Mundial.

El trío Blair-Aznar-D'Alema impuso sus tesis pese a las concesiones hechas a Francia en materia de energía y transportes.Estamos ante "una revolución silenciosa", glosó el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi. Una manera de decir que la cumbre de Lisboa pasará a la historia más por el mensaje político lanzado que por las medidas concretas acordadas. No hay decisiones espectaculares, pero sí un rosario de acuerdos para liberalizar las telecomunicaciones, difundir la cultura de Internet y de las nuevas tecnologías y reorientar el gasto público hacia el apoyo de la inversión en capital humano, investigación, innovación y tecnologías de la información. "Son decisiones que afectan a la vida diaria", destacó el primer ministro portugués y anfitrión de la cumbre, António Guterres.

El objetivo del Consejo Europeo es "tomar las riendas de las orientaciones políticas generales" del rumbo que debe tomar la economía europea, precisó Guterres. Un rumbo que a partir de ahora se irá acercando al liberalismo triunfante en Estados Unidos y defendido con ardor en Lisboa por el primer ministro británico, Tony Blair, con el apoyo incondicional del español José María Aznar y el italiano Massimo D'Alema.

Terquedad francesa

Francia, terca en defensa del concepto de servicio público y con un Gobierno asediado por los sindicatos, no quiso ceder y vetó la desregulación inmediata de la energía y el transporte. Una prueba del peso específico francés en el Consejo Europeo pero una evidencia también de que ese peso, aunque sirve para evitar golpes concretos, no ha podido marcar la tendencia dominante. "Que no nos presionen para abrir estos mercados cuando aún quedan por armonizar asuntos tan importantes como la fiscalidad del ahorro", se defendió el primer ministro francés, Lionel Jospin, lanzando un dardo envenenado a su colega británico Tony Blair, principal responsable de la falta de acuerdo en materia fiscal.

"La adaptación a la modernidad se ha de hacer de forma diferente en los servicios públicos, pero se ha de hacer. Han de evolucionar a su manera, pero no se pueden quedar al margen de la nueva economía", explicó y advirtió al mismo tiempo Jospin. "Seamos claros. Energía y transportes no son dos sectores clave en la economía del conocimiento", convino el anfitrión Guterres para justificar las renuncias de última hora.

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"Francia debe aceptar la necesidad de la liberalización de la energía; nosotros en Alemania estamos lejos de haberlo conseguido, pero estamos en el buen camino", enfatizó el canciller Gerhard Schröder. "Tarde o temprano tendrá que aceptar que esos sectores también se han de abrir a la competencia", señaló el vicepresidente primero y ministro de Economía en funciones del Gobierno español, Rodrigo Rato.

Francia acabó por atemperar la fuerza de la ola, pero la resaca lleva a Europa hacia nuevas tierras, a un paisaje más americano. "Aquí hemos vivido un cambio de tendencia fundamental, estamos muy lejos del lenguaje de hace dos años, en tiempos de Strauss-Kahn y Lafontaine", comentó Rato en referencia a sus antiguos colegas francés y alemán, representantes del ala más socialdemócrata del Ecofin en una Europa cada día más escorada hacia el otro lado en las políticas pese al predominio socialista a la cabeza de los Gobiernos.

"Hay un acuerdo general para cambiar la vieja sociedad industrial por una sociedad basada en el conocimiento", se felicitó el canciller Schröder, el hombre que más hizo para propiciar la marcha de Lafontaine del Gobierno alemán.

"Hay un cambio de pensamiento, una quiebra de la agenda social reguladora de los años ochenta que nos permite entrar en una perspectiva de apoyo a la competitividad de la empresa con la vista puesta en la perspectiva del pleno empleo y el crecimiento", presumió Blair, el laborista británico que ha liderado este viaje al liberalismo apoyándose en el español Aznar y el italiano D'Alema.

"Hemos iniciado un camino que no tiene vuelta atrás y ese camino de la mayor liberalización del mercado interior y de las reformas es un camino irreversible en Europa. Unos dirán que ha soplado muy fuerte el viento liberal, otros hablarán de la moda liberal y otros decimos que esto es lo mejor que podemos hacer para conseguir el pleno empleo y mejorar el bienestar", dijo Aznar. "A algunos nos hubiese gustado ir mucho más rápido desde el punto de vista de etapas y fechas", se lamentó.

Más información: www.portugal.ue-2000.pt

El modelo social de Estado de bienestar acaba en el banquillo

Los Quince han volcado todos sus esfuerzos en lanzar mensajes positivos. Han convertido la desregulación de los mercados en liberalización, modernidad y nueva economía. No han hablado de paro, sino de empleo. Y han sustituido el término "recorte del Estado de bienestar" por el eufemismo menos tajante de "modernización del modelo social".Pero, además de defender que "el modelo social europeo, con sus sistemas desarrollados de protección social, debe sostener el paso a la economía del conocimiento", los Quince advierten ante todo de que "esos sistemas deben adaptarse como parte de un Estado activo de bienestar".

Y con ese objetivo el Consejo Europeo ha encargado "un estudio sobre la evolución futura de la protección social desde una perspectiva a largo plazo, prestando especial atención a la sostenibilidad de los sistemas de pensiones en distintos marcos temporales hasta el año 2020".

A partir de ahí se tomarán las medidas adecuadas. Aunque en este caso los acuerdos sólo pueden ser a nivel nacional, sin que desde Bruselas se pueda imponer ningún recorte.

Un calendario para llegar a la sociedad del conocimiento

El Consejo Europeo de Lisboa cerró ayer el calendario que quiere guiar durante los próximos 10 años el paso de la Unión Europea de un Estado de bienestar pasivo a una economía basada en el conocimiento y la innovación. Los jefes de Estado y de Gobierno se comprometieron a acelerar los procesos de liberalización en sectores claves del mercado interior, pero sin fijar fechas concretas, salvo en telecomunicaciones. El objetivo: una Europa más dinámica. » Sociedad de la información. Este año se tendrá que adoptar la legislación sobre comercio electrónico e introducir una mayor competencia en las redes locales de telefonía para reducir los costes de acceso a Internet. En 2001 tendrán que estar liberalizados los mercados de las telecomunicaciones y garantizado el acceso de todas las escuelas a la red. En 2003, el acceso electrónico a los servicios públicos básicos tendrá que ser una realidad.:

EEspacio de investigación. Los Quince tendrán que facilitar la creación para finales de 2001 de una red transeuropea de alta velocidad para las comunicaciones científicas electrónicas que conecte las instituciones de investigación, universidades, centros científicos, bibliotecas y escuelas. Para ese año tendrá que hacerse un mapa de los centros de excelencia en I+D en Europa y se dispondrá de una patente comunitaria fácil y barata de obtener. Para 2002 se tendrán que suprimir los obstáculos a la movilidad de los investigadores y garantizar que se conservan y atraen talentos.:

EEducación y formación. Reducir a la mitad en 2010 el número de jóvenes entre 18 y 24 años que no reciben enseñanza o formación después de la educación secundaria.:

EEmpleo. La tasa de ocupación deberá pasar del 61% a tan cerca como sea posible del 70% para 2010. El número de mujeres empleadas deberá pasar del 51% a más del 60%.:

E'Pymes' innovadoras. Los Quince tendrán que aprobar en junio una carta europea para las pequeñas y medianas empresas que responda a sus necesidades.

» Mercado interior. No hay fechas para la liberalización del sector del gas, electricidad, servicios postales y transportes. La Comisión Europea tendrá que presentar propuestas lo antes posible para la utilización y gestión del espacio aéreo. Para 2002 se tendrán que retirar las barreras a los servicios y concluir los trabajos para que entren en vigor las nuevas normas sobre contratación pública. En 2003 tendrá que ser posible efectuar contrataciones públicas comunitarias y nacionales por vía electrónica.:

EMercados financieros. El Plan de Acción de Capital Riesgo tendrá que estar en plena aplicación en el año 2003 y el de los Servicios Financieros en 2005. No se pone fecha para cerrar el paquete fiscal.

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