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ANIVERSARIO DE LA GUERRA

El primer banco de la provincia serbia

El Banco de la Microempresa (MEB), con capital del Commerzbank alemán y de instituciones financieras públicas de Alemania y Holanda, ha abierto sus puertas en Kosovo y en dos meses ha captado ya 4.000 clientes. Sus ejecutivos esperan consolidarlo y extender una red de sucursales por siete ciudades de la provincia serbia administrada por la ONU. Al mismo tiempo que ganan la confianza de los kosovares, el nuevo banco se ha convertido en un filtro para el dinero falso que circula en abundancia por Kosovo. Tal vez por esta presencia de dinero falso, entre las operaciones del MEB no se incluye una de las más clásicas y lucrativas: el cambio de divisas. El MEB sólo opera con marcos, la nueva moneda de Kosovo. Cada día en la central del MEB de Pristina se retiran de la circulación marcos falsificados. No resultó fácil el parto del primer banco comercial creado en Kosovo, que comenzó a operar el pasado mes de enero. La noticia de la apertura del banco, con una participación del 21,7% del poderoso Commerzbank alemán, hizo saltar la liebre y alertó a los burócratas de la Unión Europea (UE) en Bruselas, que se apresuraron a enviar una carta al Ministerio federal de Economía en Berlín para advertir que toda inversión en Serbia, y por consiguiente en Kosovo, requiere la autorización de la Comisión Europea.

La advertencia de Bruselas resulta una expresión palpable de la confusión reinante en la UE sobre la política hacia Kosovo. Por una parte se advierte del carácter serbio de Kosovo, pero, al mismo tiempo, en ese MEB, que provoca la amonestación, se ha invertido dinero procedente del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD), junto con fondos públicos de dos países comunitarios como Alemania y Holanda.

Al margen de esta confusión europea, los 50 ejecutivos y empleados del MEB trabajan en Kosovo para ganarse la confianza de sus clientes, operan ya en Pristina y Prizren y esperan llegar a abrir siete sucursales. El objetivo del banco es ganarse la confianza de los albanokosovares con los movimientos de fondos entre los que residen en la diáspora y los familiares que viven en Kosovo. El MEB espera poder captar buena parte de las transferencias de 40.000 jubilados albakosovares que perciben una renta procedente de sus años de trabajo en Alemania, Suiza o Austria.

Hasta hace un año, antes de la guerra, estas transferencias de dinero eran casi imposibles por la desconfianza en los bancos yugoslavos y no querer correr el riesgo de ver transformados los marcos, chelines o francos suizos en dinares de escaso valor. También esperan los ejecutivos del MEB captar buena parte de los premios de retorno a los refugiados albanokosovares, unas 30.000 familias que todavía residen en Europa occidental y regresan con un cheque para su primera instalación. El MEB se ofrece para gestionar esos cheques.

Para captar clientes, el nuevo banco ha puesto en marcha un programa de formación de personal, iniciado nada menos que en los mismos campos de refugiados de Albania, adonde huyeron los albankosovares, cuando hace un año cayeron las primeras bombas de la OTAN.

El personal seleccionado es muy joven, el empleado más viejo tiene 29 años. El salario es de 600 marcos al mes (unas 50.000 pesetas) en la fase de formación y 900 (algo más de 75.000) cuando están ya preparados para el trabajo. Los sueldos no son fabulosos y se mueven entre los 300 marcos (25.000 pesetas) que gana un profesor universitario, cuando cobra, y los 2.000 marcos (170.000 pesetas) que puede cobrar un traductor para alguna organización internacional.

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