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Entrevista:GUENNADI ZIUGÁNOV - CANDIDATO COMUNISTA A LA PRESIDENCIA

"Putin es igual que Yeltsin"

Guennadi Ziugánov, de 55 años, candidato comunista a la presidencia de Rusia, se presenta a la cita con las urnas del domingo como la única opción progresista para sacar al país del abismo en que afirma que ha caído durante la transición al capitalismo. Para él, "Putin es igual que Yeltsin" y el triunfo del jefe de Estado en funciones y la continuidad de la actual política traería como consecuencia inevitable una nueva quiebra antes del verano. Según las encuestas, tiene un 28% de intención de voto, el segundo tras Putin. Pregunta. ¿De qué fuentes bebe su programa?

Respuesta. Ante todo, del realismo. Hemos absorbido lo mejor del movimiento comunista, de las experiencias socialistas y socialdemócratas y las fuerzas nacional-patrióticas. No somos dogmáticos. Hemos estudiado desde la nueva política económica de Lenin hasta el new deal de Roosevelt, las reformas de Erhard en Alemania o el rumbo seguido en China y Japón, pero buscando el encaje en Rusia.

P. ¿Se está produciendo en su partido un giro al centro?

R. Hoy es muy difícil fijar la ideología socialdemócrata. Los laboristas británicos, por ejemplo, se inclinan por los valores liberales y tienen más problemas de identificación que nosotros. Como dijo Deng Xiaoping, "no importa que el gato sea blanco o negro, sino que cace ratones".

P. ¿Qué vigencia tiene el comunismo en la Rusia de hoy?

R. Comunismo significa justicia social. Por eso sigue vigente el objetivo de Lenin de dar a todos pan, trabajo, vivienda, sanidad y educación.

P. ¿Qué opina del cambio experimentado con Yeltsin?

R. En los últimos 10 años, el país ha seguido un rumbo antinacional, construido sobre el ultraliberalismo de Milton Friedman y las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional. El resultado está a la vista. El deterioro de la economía es superior al sufrido durante la II Guerra Mundial. Han regresado el hambre, la gente sin techo, los huérfanos desvalidos o la tuberculosis. Yeltsin ha llevado Rusia a la quiebra, la ha convertido en un país de segunda que pide al FMI una limosna de 4.000 millones de dólares cuando, cada año, se evaden entre 20.000 y 25.000 millones. Hay 20 millones de trabajadores en paro y 80 de pobres.

P. ¿Cuál es su fórmula para salir del abismo?

R. Apoyar la economía productiva, acabar con el saqueo y restablecer un poder soviético basado en la justicia social.

P. ¿Quién vive bien en Rusia?

R. Sólo los traidores y los ladrones, aunque éstos lo tendrán pronto difícil, porque ya no habrá nada que robar. Hay un 5% de ricos, un 10% que viven dignamente y un 85% que sirven de criados al 5% de ricos. A este paso, el próximo verano habrá otra quiebra, peor que la de agosto de 1998. El rublo se devaluará, la gente volverá a perder sus ahorros. Por eso se busca una mano dura. Lo que tenemos aquí es un capitalismo bárbaro y mafioso. Algo trágico en cualquier país, y más en uno nuclear.P. ¿Qué opina del posible referéndum sobre la privatización de la tierra?

R. Estoy en contra de la compraventa de los terrenos agrícolas. Basta con establecer el derecho al alquiler para toda la vida.

P. ¿Es compatible el comunismo con democracia y mercado?

R. Es absurdo hablar de conflicto entre democracia y comunismo. La idea es la misma: hacer realidad el poder del pueblo y la justicia social. Y la economía de mercado es una forma de fomentar la eficacia de la producción. Si se consigue, se eleva el nivel de vida, y ése es el objetivo del comunismo.

P. ¿Y la libertad de prensa?

R. El fracaso del comunismo soviético se debió al monopolio de la opinión. Los periodistas deben tener la posibilidad de expresarse e investigar libremente. La televisión estatal debe estar controlada por un consejo de directores con representantes del Parlamento, los periodistas y grupos sociales, con objeto de cumplir tres funciones: informar, educar y entretener. El país tiene tres graves lacras: tuberculosis, sida y drogadicción. Pero si vemos ahora la televisión, parece que los problemas más graves son la caspa, la regla y la caries.

P. ¿Será su partido refugio de ancianos nostálgicos?

R. Eso es propaganda del Kremlin. Nuestros votantes tienen de 35 a 50 años.

P. Pese a todo, el resultado parece cantado: Putin será presidente.

R. No lo creo. En mis viajes por más de 40 regiones estoy comprobando el fortalecimiento de mi candidatura. Un 60% de los electores no excluye votarme.

P.¿Es limpia la campaña?

R. No. No serán unas elecciones honestas. El poder utiliza descaradamente todos los medios a su alcance, incluso métodos policiacos. Ya hay datos de manipulación en las votaciones anticipadas en el Ejército y regiones lejanas. Pero no permitiremos un fraude masivo.

P. ¿Qué piensa de cómo se le presenta en los muñecos del guiñol de televisión?

R. Si se refiere a que me sacan borracho, sólo le diré que bebo más que Gorbachov, pero tres veces menos que Yeltsin.

P. ¿Puede haber una segunda ronda?

R. Si hubiese un debate televisado entre Putin y yo, mi candidatura se impondría ya el domingo.

P. ¿Qué opina de Putin?

R. Es igual que Yeltsin. Analizando sus palabras y sus hechos, no veo ningún indicio de que vaya a renegar de la dependencia de quienes le eligieron. Una prueba: sus constantes declaraciones de que no revisará el resultado de las privatizaciones. ¡Y se refiere a la estafa más grande del siglo!

P. Lo cierto es que le roba espacio ideológico.

R. Hace un año, nadie conocía a Putin, pero nosotros ya denunciábamos que el yeltsinismo era el reino del robo, de la traición y la borrachera. Ahora lo repite el equipo de Putin, que ha tenido tiempo de crear un programa, pero no lo ha hecho; que ha podido impedir el saqueo del país por los oligarcas y el círculo íntimo del anterior presidente, pero no lo ha hecho; que ha podido restaurar en sus funciones al fiscal general, pero no lo ha hecho; que ha podido combatir la corrupción, pero no lo ha hecho.

P. ¿Cuál es la diferencia entre lo que ofrecen usted y Putin?

R. Él está dispuesto a dejar todo como está, y yo quiero devolver al país el bienestar y el sentido de la dignidad.

P. ¿Comparte su forma de conducir la guerra de Chechenia?

R. Hay que aplastar el motín, pero es indignante que se utilice el conflicto con fines políticos.

P. ¿Qué opina de las críticas internacionales a las atrocidades cometidas por las tropas rusas?

R. En la crisis de Kosovo, Occidente distribuyó los papeles entre serbios malos y albanokosovares buenos, y ahora hace algo parecido en Chechenia. La guerra es siempre terrible. Pero el soldado ruso no es cruel.

P. Usted considera la declaración de Putin de que no excluye que Rusia ingrese en la OTAN casi como alta traición.

R. Para agradar a Occidente ha causado un grave perjuicio al país. En Ucrania, Georgia o los países bálticos se citan sus palabras para defender la entrada en la Alianza, cuando el nuevo concepto de seguridad nacional señala que la ampliación de la OTAN al Este amenaza la seguridad nacional de Rusia.

P. ¿No cree que la OTAN podría ser un foro pacífico?

R. Ya mostró su auténtico rostro al bombardear Yugoslavia. Y su ampliación es un error enorme, con mecanismos que recuerdan la expasión de la Alemania de Hitler antes de la II Guerra Mundial. Ahora se sufren las consecuencias de la retirada precipitada de las tropas soviéticas de Europa Oriental, sin exigir siquiera la contrapartida de que esos países no se integrarían en ningún bloque militar.

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