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Zafarrancho de obras en Nuevos Ministerios

Las obras de la macroestación de los Nuevos Ministerios, iniciadas en las últimas horas sobre el Paseo de la Castellana, van a tener impacto sobre una extensa área del mayor conjunto de árboles y piedra existente en el centro de Madrid. "Intentaremos que el impacto sea el menor posible", asegura Luis Eduardo Cortés, consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes de la Comunidad de Madrid, organismo que regenta las obras y de cuyo Gobierno él es vicepresidente. "Si todo discurre con normalidad, en tres años los madrileños podrán tomar un tren en Nuevos Ministerios y plantarse en doce minutos en el aeropuerto de Barajas con su equipaje facturado, listos para volar", apunta Cortés.Pero el cumplimiento de su deseo deberá sortear grandes obstáculos en los Nuevos Ministerios. Una masa de árboles tiñe allí de color verde aterciopelado la base de una mole grisácea en granito de 280 metros de fachada, de siete plantas de estatura. El conjunto arquitectónico fue proyectado sobre el Paseo de la Castellana por el arquitecto Secundino Zuazo en 1932. Quería así ensanchar hacia el norte esta arteria madrileña y albergar en su recinto los ministerios de Agricultura e Industria.

Quizá por ello, la planta del edificio muestra la disposición de una gran hoz y un enorme martillo unidos por sus bases. Una arquería inspirada en la de San Marcos de Venecia y en el belvedere bramantesco del Vaticano, ejecutada décadas después por los arquitectos Carlos Arniches y Martín Domínguez, sirve de contorno a un jardín de unos 20.000 metros cuadrados. Una cuarta parte de este singular espacio vegetal, delicadamente cuidado, recibirá también el impacto de las obras de la macroestación. El jardín fue concebido hace cincuenta años por Ricardo Ortiz, Jardinero Mayor del Ayuntamiento, según fuentes del Departamento de Parques y Jardines.

Al menos 18 grandes arcadas de la magna arquería, en su día catalogada y protegida arquitectónicamente, así como una gran una escultura obra de Pepe Noja, con la efigie del histórico líder socialista Francisco Largo Caballero, se hallaban ayer cegadas por las cercas donde se alojará el cuartel general de las obras.

"Contemplamos la posibilidad de desmontar una parte de la arquería, piedra a piedra, para volver a ser montada al concluir las obras", dice Luis Eduardo Cortés. Varias isletas de césped con pinos piñoneros y cipreses de más de 12 metros de altura se encontraban también ayer ceñidas con alambradas y ocupadas por sacos de cemento y bloques de hormigón.

Los árboles se despliegan sobre praderas alfombradas de flores en un magno espacio en forma de ele con tres estanques rectangulares y uno circular, éste sin agua. Hoy residen allí los ministerios de Medio Ambiente, Trabajo y Fomento. El más concernido de los tres será el de Fomento. Al menos 5.000 metros cuadrados del jardín correspondiente a este ministerio, donde existe un estacionamiento de superficie para unos 200 vehículos, se verán levantados durante la primera fase de las obras del intercambiador. Una comisión triministerial, en fase de formación, pretende velar por el impacto de las obras en sus perímetros.

De momento han quedado interrumpidas las obras de mejora de los denominados imbornales -alcantarillado- la pavimentación y señalizaciones que, por un presupuesto de 131 millones de pesetas Fomento había proyectado acometer en días pasados. "La Comunidad se hará cargo de estas tareas una vez finalicen las obras", asegura una fuente técnica del Ministerio de Fomento. Justo en el epicentro de la zona de las futuras obras se alza el mástil más alto de Madrid, 18 metros, construido recientemente por el Ministerio de Fomento, con 8,8 millones de pesetas, para izar la bandera más grande de España, unos 30 metros cuadrados de superficie. "Se hará un retranqueado y no se tocará el mástil", precisa.

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Todo fue tratado entre Fomento y la Comunidad en la segunda semana de febrero. Un convenio rubricará en breve los acuerdos.

Un jardín arbolado entre piedra

El jardín de los Nuevos Ministerios es un microcosmos vegetal. Permanece abierto al público entre las siete de la mañana y las diez de la noche. Centenares de vecinos de los paseos de La Habana y Castellana, plaza de San Juan de la Cruz y avenidas y calles aledañas lo frecuentan diariamente. En su interior está prohibido patinar, pero no así montar en bicicleta. Su custodia corresponde el Ministerio de Fomento. Siete jardineros, llegó a tener hasta doce, cuidan de sus praderas sobre las que crecen unos trescientos árboles de treinta especies distintas, más arbustos y miles de flores. Entre sus árboles destaca gingos japoneses, abetos azules, hayas purpúreas, pinos piñoneros de elevado porte, cipreses, olivos, cedros y árboles del amor. Posee asimismo un museo de hitos camineros, como un leguario de Santa Marta, en León, así como hélices, turbinas y motores de explosión. El jardín cuenta con tres estanques rectangulares. Sobre uno de ellos nadan patos. Otro de los estanques, el más próximo a Fomento, en la zona que flanquea la calle de Raimundo Fernández Villaverde, es empleado como aljibe contra incendios. En una vasta zona de muelles estacionan más de quinientos automóviles funcionarios de los tres ministerios, Medio Ambiente, Trabajo y Fomento. El jardín se encuentra protegido dentro de una gran arquería de piedra con bóvedas de ladrillo. De ellas cuelgan las cuadradas tulipas de grandes farolas que iluminan su deambulatorio. Una parte de la arquería acoge una sala de exposiciones. Otra, cobija las taquillas de Renfe. En este subsuelo se realizarán las principales obras.

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