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Un profesor diseña dos cuadernos didácticos para enseñar con juegos

Carmen Morán Breña

Feliciano Robles ha diseñado dos cuadernos, uno sobre anatomía y otro para conocer el entorno que rodea a los estudiantes. La peculiaridad es que el método de estudio lúdico que se propone en cada uno de ellos sirve para incentivar al alumnado a la vez que ameniza su aprendizaje.El profesor Robles Blanco ha hurgado en las enciclopedias, en los libros de cocina y en todos aquellos volúmenes que le han servido para ilustrar de forma precaria estos dos libros que, una vez pasados por la editorial, presentarán un aspecto más atractivo. Y en esta tarea, además de dolores de cabeza para su mujer, no ha encontrado mucho apoyo entre los compañeros docentes: "No muestran mucho interés más allá de sus clases de cada día". Por el contrario, él dice que su clase es un caos pero "un caos constructivo" en el que los alumnos están motivados y se lo pasan en grande en este instituto de San José de la Rinconada (Sevilla).

La vocación por diseñar materiales didácticos para los escolares le viene a Robles Blanco de antiguo. Nació en un pueblo cacereño, El Torno, y a los 16 años emigró a Barcelona. "Hasta entonces no había tenido un libro". Después llegó la época de los estudios pero también la del trabajo en varias empresas desde las que se acercó de una forma práctica a la creatividad y a la industria, factores ambos, que, según dice, le han servido para diseñar estos materiales.

En los dos cuadernos que ha creado, pendientes de patrocinadores que los publiquen, se muestra una visión del mundo aperturista, intercultural, solidaria y comprometida con el medioambiente y el patrimonio cultural de las ciudades andaluzas y del resto de España y el mundo.

Su sistema de trabajo, a partir de la localización en el plano mediante coordenadas, puede servir para distintos niveles de la enseñanza, desde los niños más pequeños hasta los alumnos de secundaria porque cada uno puede utilizarlo y profundizar en los conocimientos de forma distinta.

Educación está revisando -es sólo una validación formal- el currículo propuesto por Robles Blanco, que quiere que llegue a los colegios de forma gratuita, convencido de que hay todavía muchos niños cuyas familias tienen escasos recursos económicos.

Robles Blanco dice que con este método de trabajo en clase se nota el entusiasmo de los estudiantes a corto plazo, pero que habrán de pasar varias décadas para que los alumnos valoren si sus maestros fueron buenos o malos y si la enseñanza que recibieron les sirvió para algo.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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