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Rumbo al 'hombre biónico'

El descubrimiento en los años treinta de cómo se transmitía la señal nerviosa en forma de impulso eléctrico abrió las puertas a la relación entre electrónica y mecánica celular. La revolución informática, con la disminución del tamaño de los chips, ha hecho el resto para que se puedan interconectar electrodos y células.Han pasado 40 años desde la implantación del primer marcapasos al sueco Arne Larsson. Desde entonces quedaron establecidas las bases del uso de la electrónica como estimulador muscular, que es precisamente la base del proyecto Levántate y Anda.

El próximo desafío consiste en usar dispositivos electrónicos ligados a las neuronas, unas células que se regeneran muy difícilmente y que controlan los impulsos nerviosos.

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Es lo que se está intentando conseguir con Melissa del Pozo, una niña de 10 años que nació sin la mano y el antebrazo izquierdos. Unas pruebas realizadas en la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey (EE UU), han servido para localizar las terminaciones nerviosas que le deberían permitir doblar el pulgar de la mano que no tiene. El siguiente paso es conectarle una mano artificial, recubierta de una silicona especial para que parezca carne humana, dentro de la cual habrá unos sensores capaces de detectar los impulsos eléctricos del muñón de Melissa. Los sensores moverán unos pequeños motores que simularán el comportamiento de tres dedos humanos.

También los invidentes podrán beneficiarse de la electrónica. Hace tiempo que los investigadores saben que es posible puentear los fotoreceptores dañados del ojo. Un dispositivo que estimulase las células ganglionares de la retina -que están conectadas al nervio óptico- conseguiría transmitir información visual al cerebro. Eso es lo que se está probando en el músico ciego Stevie Wonder. En esta línea se está trabajando en las universidades de Carolina del Norte y Johns Hopkins, que han creado un chip para retinas artificiales. Un fotosensor de este chip convierte los impulsos de luz y oscuridad en impulsos eléctricos, que llegan a los nervios ópticos que informan al cerebro. Aunque con este sistema no se consiga una visión clara, sí se puede lograr que el paciente perciba los volúmenes esenciales, así como la dirección de los movimientos y los bordes de los objetos cotidianos.

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