_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Aire para la CDU

En un país de usos políticos tan tradicionales como Alemania, la designación ayer de Angela Merkel como candidata a la presidencia del más importante partido conservador, la Unión Cristiana Democrática (CDU), tiene tintes de terremoto. No sólo es mujer. Es además relativamente joven, 45 años; proviene de Alemania oriental, y es protestante. Rompe, pues, casi todos los moldes sobre los que se ha vaciado la formación que presidió Helmut Kohl, irónicamente su mentor. Precisamente la popularidad de Merkel, que deberá ser refrendada en el cargo por un congreso del partido el mes próximo, deriva directamente de su inequívoco y solitario distanciamiento de Kohl cuando, a finales del año pasado, comenzó a conocerse la trama de financiación ilegal de la CDU, consentida y supervisada por el ex canciller y sus más próximos. Pasar en poco más de diez años de un laboratorio de física a la cúspide de la política no es tarea despreciable, y menos en un país donde son escasas las mujeres en posiciones de poder. Pocas cosas ilustran mejor la profundidad de la crisis de la oposición alemana, desesperada por encontrar un rostro que transmita honradez, que el hecho de que la opinión de las bases haya podido arrasar con tanta facilidad en la búsqueda de un nuevo líder a las reservas de los estados mayores de un partido que ha dominado el escenario político durante medio siglo. Y que ahora está no sólo malherido, sino arruinado por los 3.500 millones de multa que debe satisfacer por sus prácticas ilegales. Merkel es, por el momento, un espejo en el que cada cual quiere ver reflejada su imagen. Su indefinición le ha ayudado en el sprint hacia la cima, en cuanto ha despertado expectativas en las diferentes corrientes democristianas. Para su sector más derechista, se trata de una peligrosa liberal, heterodoxa hasta en su vida privada. Es una exageración interesada. Los alemanes no gustan de experimentos políticos, y si la nueva líder conservadora quiere reconquistar el poder perdido por la CDU tendrá que mantener básicamente las directrices centristas de Kohl. Angela Merkel -relativamente inexperta, entrada en política para democratizar Alemania Oriental, no para dirigir eventualmente el país más importante de Europa- tiene por delante una tarea formidable. Está por verse si podrá enderezar la suerte de un partido dividido, necesitado de una reorganización radical, en el que muchas cosas tendrán que cambiar antes de que le llegue de nuevo su oportunidad. Pero representa un chorro de aire fresco en un entorno enrarecido y es probablemente la mejor esperanza para los conservadores alemanes tras el desgraciado asunto Kohl.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_