Contra la corriente
Las elecciones en España han dejado un partido en mayoría absoluta y a todos los demás en crisis. En crisis por supuesto el PSOE. Pero también IU, que ha llegado a la cumbre de su vieja crisis. El PNV que se defiende atacando y sin el más mínimo sentido de la autocrítica. En crisis CiU, con un Pujol que, por mucho que disimule, sabe muy bien que la distancia entre ser necesitado y no hacer ninguna falta es, sencillamente, un abismo por el que pueden caer todas las estrategias que lo han mantenido durante años como imprescindible en Cataluña. Pujol lo sabe y, sin embargo, disimula. Tampoco está libre de crisis el BNGA, a pesar de tener un diputado más en el Congreso, porque a pesar de eso Fraga se le ha subido a las barbas a Beiras, y CC no será en esta legislatura lo que fue en la anterior, porque tampoco es necesaria.En Andalucía un partido se alzó con la mayoría, el PSOE, que, sin embargo, no puede celebrarlo del todo, por culpa de la crisis nacional que todo lo llena. De los demás, el PA, en un ejercicio de destrucción incomprensible, se dedica a airear desavenencias en lugar de celebrar tranquilamente que vuelven a tener representación en Madrid y que los andaluces han premiado su apuesta por la gobernabilidad. IU de Andalucía trata de sobrevivir al naufragio y tiende manos al PSOE para que lo rescate de su crisis, y el PP, en una puesta en escena de lo más convincente, nos quiere hacer creer a todos que ha ganado las elecciones también en Andalucía, No ha sido así y por mucho que Teófila se muestre feliz, sabe que le quedan cuatro años para volver a intentarlo. El PP no está en crisis, pero tampoco en el éxito.
En medio de este panorama, Manuel Chaves tiene que hacer un gobierno sobre el que van a estar todas las miradas y que tendrá una importancia decisiva en la situación que vive el partido socialista y atender a quienes, mirando al sur, lo señalan como el hombre que aglutine voluntades para salir de la crisis. La prueba es difícil, pero si la supera, el mérito puede ser mayor aún que el haber ganado unas elecciones contra la corriente que venía del centro.
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