El pederasta Dutroux se enfrenta hoy al primer juicio por fugarse de las autoridades belgas La vista por la violación y el asesinato de dos menores se celebrará más adelante
Bélgica asiste hoy al primer juicio contra el enemigo público número uno del país, el pederasta y presunto homicida Marc Dutroux, que se sienta en el banquillo acusado por haberse fugado en marzo de 1998 del juzgado de Neufchateau, adonde había acudido para consultar su expediente. El juicio por la violación y el asesinato de las menores Julie Lejeune y Melissa Russo se celebrará más adelante. La fuga de Dutreux sumió a Bélgica en un enorme ridículo internacional y obligó a los entonces ministros de Justicia y del Interior a presentar su renuncia al cargo.
Después de dos años, la historia es aún difícil de creer. El pederasta, secuestrador confeso y asesino presunto Marc Dutroux, que conmocionó con sus actos a toda Bélgica en el verano de 1996, consiguió fugarse del juzgado de Neufchateau al desarmar al policía que le custodiaba mientras consultaba su expediente. Dutroux, un antiguo electricista en paro, ya estaba declarado entonces como el enemigo público número uno en este pequeño país de con menos de 10 millones de habitantes, que tiene frontera con Francia, Alemania, Holanda y Luxemburgo. Y aún así, fue trasladado al juzgado sin esposas y acompañado por dos gendarmes, cuando lo normal es que el reo vaya esposado y custodiado por tres policías.
El pederasta y presunto asesino de Julie y Melissa aprovechó la ausencia de uno de los gendarmes para abalanzarse sobre el otro, reducirlo y arrebatarle el arma, que estaba descargada, lo que hacía aun más increíble que el hombre más vigilado de Bélgica pudiera escaparse. Pero a pesar de ello, salió corriendo del juzgado y robó a punta de pistola un Renault modelo Megane con el que huyó en dirección hacia la frontera con Luxemburgo. Cambió de coche. Después se refugió en un bosque de las Ardenas.
Entre tanto, la gendarmería movilizaba todas sus reservas, se bloquearon las fronteras de inmediato y el Ministerio de Defensa puso a las fuerzas armadas a disposición de la gendarmería, todo retransmitido en directo por televisión mientras la población seguía incrédula el episodio más ridículo del caso Dutroux.
En un sendero en un frondoso bosque entre las localidades de Neufchateau y de Florenville fue detenido tres horas y media después de la fuga, gracias a que un guardabosques lo localizó casi por azar.
El resultado de la investigación parlamentaria de febrero del 1998 alivió el ambiente enrarizado que se respiraba en Bélgica. Pero de lo que no se libró el Gobierno fue del peso que le cayó encima al constatarse con el caso Dutroux que ni la policía ni la justicia funcionaban bien. A pesar de su rápida detención, los ministros del Interior, Johan Vandelanotte, y de Justicia, Stefaan de Clerck, presentaron la dimisión. También se pidió la cabeza del primer ministro, Jean-Luc Dehaene.
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