La policía halla 45 niños entre los cientos de muertos en el suicidio colectivo en Uganda
Cientos de cadáveres cubrían ayer el escenario, en el suroeste de Uganda, de uno de los mayores suicidios colectivos de la historia. Yacían entre los restos de una iglesia que se alzaba sobre las colinas verdes y bajo la lluvia que se colaba a través del tejado de acero semiderruido. Los cuerpos incluían los pequeños cadáveres de al menos 45 niños. Las víctimas son miembros de un culto cristiano apocalíptico que el viernes prendieron fuego a la iglesia en la que estaban reunidos. Aunque los primeros informes hablan de más de 200 muertos, la policía aseguraba ayer que podrían superar los 500.
Algunos de los cadáveres, con el pelo y sus ropas chamuscados por el fuego y sus rasgos borrados, alzaban sus brazos en lo que parecía un signo de socorro, mientras otros simplemente yacían boca abajo o apoyados sobre sus codos con la cabeza hacia atrás. Algunos de los muertos parecían haberse abrazado entre las llamas. Un bebé estaba acurrucado en posición fetal sobre el suelo. Muchos de ellos estaban en actitudes de terror. Contra una pared, un cuerpo carbonizado parecía indicar que había intentado huir.Los soldados y policías permanecían ayer de pie en torno a los cadáveres mientras los familiares de las víctimas llegaban al lugar y los forenses estudiaban el terreno. "Déjame sola, quiero irme con ellos", gritaba Justine Rushenya mientras un soldado la impedía entrar en el edificio. Rushenya, una mujer de mediana edad, declaró más tarde que había perdido a 13 miembros de su familia en el suicidio colectivo, incluidos su madre, su padre y varios hermanos y hermanas. "He perdido a todas estas personas y no sé cómo nos recuperaremos", repetía constantemente.
En una habitación cercana, huesos de pollo y pan molido mostraban a los testigos la última fiesta que disfrutaron los miembros de la secta. Según las autoridades locales, los miembros del culto habían sacrificado una vaca y habían consumido 70 cajas de soda la noche anterior al suicidio a manera de "despedida de este mundo".
Antiguos católicos
Los seguidores de la secta, hombres y mujeres, la mayoría antiguos católicos, habían vendido sus pertenencias, se habían puesto túnicas blancas, verdes y negras y habían llevado a sus hijos a la iglesia del llamado Movimiento de Restauración de los Diez Mandamientos de Dios en el remoto pueblecito de Kanungu. Esta aldea está en el distrito de Rukingeri, 320 kilómetros al suroeste de Kampala, la capital ugandesa.
Con las puertas atrancadas y las ventadas claveteadas desde por la mañana, el viernes estuvieron cantando durante varias horas, hasta que prendieron fuego a la iglesia. Los vecinos decían que nunca se sabrá cuántos de ellos desconocían lo que iba a ocurrir.
Las gentes del lugar añadieron que desde principios de la semana pasada los miembros del culto recorrieron las aldeas vecinas despidiéndose de los vecinos, absolutamente convencidos de que "la Virgen María aparecería en su iglesia para llevarlos al paraíso".
"Todo el día habían dicho que la iglesia era el arca de Noé", decía Florence, una vecina del pueblo. "Ésta es el arca y se les dijo que en tiempos de calamidad vinieran aquí". "Se les había dicho que en algún momento de este año el mundo terminaría, así que los líderes lo provocaron y quizás la gente que está ahí dentro pensó que ya había ocurrido", cuenta.
Un corresponsal de Reuters pudo ver al menos 200 cuerpos dentro de la iglesia y contó 11 niños, aunque algunos vecinos dijeron que creen que el doble o el triple de personas vivían en ese lugar y podrían haber muerto. Un bidón lleno de combustible estaba al final de la iglesia. "Hubo una explosión, y luego otra", dijo el administrador del distrito, Kalule Sengo, en el lugar de la tragedia. "Debe de haber sido una explosión del combustible".
Portavoces de la policía ugandesa dijeron a la agencia Efe desde Mbarara, en Uganda, que el número de muertos podría llegar a 500. Al menos 45 son niños.
Según los portavoces de la policía ugandesa, los médicos forenses y los efectivos policiales que investigan el caso no han informado aún de la cifra final, y la identificación de los cadáveres es "imposible", ya que los restos han quedado calcinados.
Las mismas fuentes subrayaron que, aunque el incidente está siendo investigado como "suicidio colectivo", el caso de los menores es tratado como "asesinato".
Ayer por la mañana, un flujo incesante de habitantes de la región se dirigía a través de un sendero embarrado hacia las ruinas de la iglesia para intentar identificar los restos de familiares o amigos, informa France Presse. La secta había reclutado a sus miembros en el sur del país y también en Ruanda.
El ministro de Exteriores de Uganda, Amama Mbabazi, declaró al periódico gubernamental Sunday Vision que el Gobierno necesita revisar las leyes en relación a las sectas y cultos y establecer las medidas precisas para "proteger a la gente corriente del culto a la personalidad de los líderes religiosos".
Más información: www.africanews.com
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