La Guardia Urbana no controla las alcoholemias en fin de semana desde hace más de dos meses
La Guardia Urbana de Barcelona ha dejado de realizar controles de alcoholemia en los alrededores de discotecas en fin de semana. Desde hace más de dos meses, los agentes rechazan prestar este servicio aduciendo que se hacía en horas extras. Joaquim Forn, concejal de CiU, preguntó ayer al gobierno municipal si hay algún tipo de relación entre esta actitud de la Policía Local, que presiona así por el convenio, y los muertos en fin de semana en la ciudad. Los concejales Carme San Miguel y Francesc Narváez le contestaron que no ven relación alguna.
La Guardia Urbana de Barcelona ha dejado de poner en práctica la operación Morfeo, que realizaba todos los fines de semana y que servía para realizar controles de alcoholemia en los alrededores de las discotecas. Desde hace dos meses, quienes circulan por Barcelona bebidos, sea poco o mucho, tienen pocas posibilidades de ser sancionados. Tampoco opera el servicio de grúa.Los guardias han dejado de prestar estos servicios dentro de las medidas de presión que han decidido llevar a cabo en la negociación del convenio. El asunto salió ayer a colación en la comisión de seguridad y movilidad municipal. CiU quería saber si se puede establecer algún tipo de relación entre la pasividad adoptada por los guardias y los accidentes mortales ocurridos en Barcelona en los últimos fines de semana.
La sola mención de esta posibilidad provocó el enojo de la concejal de Movilidad, Carme San Miguel, quien rechazó de plano que pudiera haber relación alguna. No obstante, reconoció que los guardias han dejado de prestar estos servicios porque se hacían como horas extraordinarias y ahora se niegan a hacerlas.
Pasividad
La consecuencia ha sido que de los 81 controles de alcoholemia que se hicieron en enero y febrero de 1999 en fin de semana se ha pasado a cero en los dos meses de este año. Asimismo, y sólo dentro de las horas extras, la Guardia Urbana retiró con la grúa 664 coches mal aparcados en enero del pasado año y 526 en febrero. En los dos primeros meses de este año, ninguno. Es decir, quien aparque mal en fin de semana puede esperar que el coche no se lo va a llevar una grúa. Y no acaba ahí la historia. Carme San Miguel explicó que se ha comprobado también una disminución del número de vehículos retirados no ya en horas extras, sino cuando se supone que los guardias están en plena jornada laboral aunque formalmente no han convocado ninguna huelga, lo cual supondría una merma en sus ingresos.
Esta actitud pasiva de los guardias ha motivado la apertura de diversos expedientes porque, según explicó la concejal, la Guardia Urbana tiene que mantener el orden y la disciplina y "si un urbano no hace la tarea que se le ha encomendado, tiene que ser sancionado".
Uno de los cuatro guardias expedientados tiene como función acompañar a la grúa y se ha detectado una notable baja en el número de operaciones, de ahí el expediente. "La Guardia Urbana está obligada ante la ciudadanía a sancionar a los agentes que no hagan lo que deben", remató San Miguel.
Francesc Narváez, concejal de Vía Pública, abundó también en lo improcedente de asociar el aumento de los accidentes y la pasividad de los guardias. Narváez recordó que las cifras sobre accidentalidad hechas públicas la pasada semana se refieren a 1999. No obstante, Forn se refería a accidentes ocurridos en fines de semana de febrero que causaron varios muertos, un asunto que San Miguel cree que hay que silenciar porque es "peligroso y resbaladizo".
Medida de presión
Fuentes municipales explicaron que uno de los problemas de la negociación radica en que el actual convenio impide a los mandos de la Guardia Urbana planificar los servicios. Los agentes tienen garantizadas determinadas horas de asueto e incluso ciertas fechas reconocidas como fiesta, como por ejemplo, las navideñas, de forma que en esos casos sólo queda recurrir a las horas extraordinarias para poder prestar el servicio. Lo mismo ocurre los días que hay partido de fútbol. Los agentes utilizan este privilegio como medida de presión y amenazan con dejar de hacer horas extra cada vez que negocian mejoras.
El gobierno municipal pretende negociar un convenio que modifique esta situación, para que los guardias trabajen cuando haya necesidad y que sea el mando del cuerpo quien decidan cuáles son los servicios que se han de atender. El Ayuntamiento quiere evitar que los agentes el servicio como medida de presión. Lo mismo ocurre con el aumento de plantilla que los guardias reclaman y que el Ayuntamiento no quiere abordar al margen de la perspectiva del futuro despliegue de los Mossos d'Esquadra en Barcelona.
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