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Entrevista:

El pintor José Ibarrola recupera de su memoria las imágenes del mar

El pintor José Ibarrola ha llevado al primer plano de sus pinturas más recientes las imágenes del mar que ha acumulado en su memoria a lo largo de los 44 años de su vida. No es nostalgia, advierte. "Son obras sobre el valor de la experiencia, de mirar hacia dentro, a lo que se ha vivido", dice. La galería Aritza (Marqués del Puerto, 14), de Bilbao, muestra desde hoy De memoria el mar, una veintena de pinturas creadas desde 1997.

El mar ya estaba presente en la obra de Ibarrola, pero en los tres últimos años ha ganado protagonismo. "He hecho emerger lo que antes se veía a lo lejos; antes miraba al mar desde un interior, ahora las pinturas están a pie de playa", explica el artista. La memoria está en el título de la exposición y en el contenido de las imágenes, que el autor ha recuperado de unos recuerdos en los que encuentra valores para seguir pintando. "La memoria es ser consciente de que lo que ha ocurrido te va a servir para aprender a vivir", reflexiona Ibarrola. "Hay un tiempo en el que la experiencia es el hoy y el pasado no sirve casi para nada", explica. "Cuando se entra en la madurez, percibes que el tiempo no es lineal. Es circular o gira en espiral, como cada uno quiera".

Las pinturas a las que Ibarrola ha llevado su memoria muestran paisajes de playa en los que se ve la intervención de la huella humana, casual o en forma de arquitectura, y sus reconocibles figuras femeninas en la orilla. "En el paisaje creo que todo es huella humana, no sólo porque no quede ya naturaleza salvaje sino porque su visión es humana, porque uno elige desde donde enfoca".

El pintor ha querido dar al mar una presencia simbólica en las pinturas reunidas en la exposición. "La constante es el mar en el horizonte, una línea transgresora y al mismo tiempo inalcanzable", puntualiza.

En la exposición se repite la aparición en las pinturas de barquitos de papel, los mismos que en su estudio le rodean colocados sobre peanas, en un montaje que recuerda a sus trabajos para escenografías teatrales. "El barquito es un activador de los recuerdos", aclara. "Es es un elemento que me sirve para desarrollar un tema".

Ibarrola no pierde el gusto por el oficio de pintar. "Son cuadros de hoy", dice al referirse a su exposición. "Pero podían ser de hace 100 años", asegura. Y no es porque reivindique un espíritu decimonónico. "Estoy muy pendiente de lo nuevo en Internet o de las videoinstalaciones, pero creo que se ha prescindido muy pronto de la pintura como medio expresivo, como un método de narrar emociones. En el último siglo se ha democratizado la producción artística, pero no el disfrute del arte". Él se siente un artista a la antigua: responsable al 100% de una creación que impone a los demás. "Yo no quiero negociar mi cuadro con los posibles clientes", concluye. "Yo lo hago y asumo mi riesgo". De memoria el mar estará abierta al público hasta el 15 de abril.

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