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Elecciones 2000

Del cava del PP a los canapés sin tocar del PSOE

La fiesta reventó en la calle de Génova, donde el PP tiene su cuartel general, por el éxito más buscado y por fin conseguido: la victoria en las generales con mayoría absoluta. Mientras, en el hogar de la Federación socialista Madrileña, en la calle de Santa Engracia, todo era distinto. Muy distinto. Un dato: en algunos momentos, hubo más camareros que simpatizantes del PSOE. Las larguísimas caras de los pocos seguidores, dos docenas, que, pegados al televisor, contemplaban desolados cómo el PP iba sumando escaños hasta hacerse con la mayoría absoluta, contaban una noche de desilusión. Hasta hubo uno que propuso poner el fútbol y acabar de una vez con la agonía. Pero para terminar de redondear la tarde, hasta el Atleti perdía.Los sondeos a pie de urna pintaban un panorama muy feo, pero la realidad fue peor. Los escasos militantes comían bocadillos masticando tristemente mientras veían por televisión al alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano (PP), bailando en la calle rodeado de banderas blancas.

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En la sede socialista sólo se levantó un poco el ánimo cuando se oyó en la tele, otra vez, lo de "Pujol, enano, habla castellano". Una militante del PSOE dijo: "Hay que saber perder y saber ganar. Y éstos no saben ganar. Cuando se pierden los modales, se pierde también la razón". La televisión seguía desgranando datos que caían como pedruscos y un militante propuso: "Cambia de canal, hombre, pon el porno, a ver si nos animamos".

El secretario general de la FSM, Jaime Lissavetzky, seguía el escrutinio desde su despacho. Desde allí contempló también cómo Joaquín Almunia anunciaba su dimisión. Esta noticia puso el punto final a la contemplación de la televisión y a la agonía. Los camareros, uniformados de negro, comenzaron a retirar las bandejas de canapés (llenas) y los vasos (limpios, sin usar). La consigna era desplazarse a la sede nacional del partido, en la calle de Ferraz. Pero muchos no tenían ganas y lo único que querían era irse a casa. "Pues ahora es cuando hay que ir, cuando no salen las cosas bien", dijo alguien. Uno de los que sí acudió fue Lissavetxky, que con cara de circunstancias pero deportivamente, se apresuró a felicitar al ganador. Ferraz, eso sí, estaba lleno, a pesar del mazazo, de lágrimas y dimisiones.

En el PP, desde el principio, mandaban las sonrisas. A las 20.00, cuando se conocieron las primeras encuestas que daban al PP hasta 172 escaños, se oyó la voz grave del secretario general del partido en Madrid, Ricardo Romero de Tejada: "Tranquilos, tranquilos, que los sondeos fallan más que una escopeta de feria, que luego vienen las desilusiones. ¡Del PSOE, me refiero!".

Al final de la noche se desbordó la alegría, los achuchones, besos y parabienes por doquier. Sólo un abrazo faltó: el del presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón, al flamante vencedor de las elecciones, José María Aznar. Ambos dirigentes se estrecharon cortesmente la mano en un "gesto cordial pero no caluroso", según contó un testigo del encuentro.

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Ruiz-Gallardón y algunos consejeros de su Gobierno siguieron el escrutinio desde un despacho cerrado sin mezclarse con el resto de altos cargos populares que invadía la sede de la calle de Génova.

El número de escaños conseguidos por esta formación política seguía subiendo en los sondeos que ofrecían las televisiones. A las 20.30 llegó el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, que fue recibido con algunos aplausos por los militantes y políticos del PP que se agrupaban en la primera planta de la sede. Los primeros gritos de los simpatizantes del PP comenzaban a colarse por las ventanas del edificio. "¡Es increíble!", dijo Rato, abrazado a Esperanza Aguirre. Fernando López Amor, elegido diputado por Madrid, aseguraba que el "trabajo del gobierno de Aznar" ha sido la clave de la victoria. El cava catalán y los aperitivos corrían ya sin medida a lo largo de toda la primera planta, donde se halla el despacho del presidente regional del PP, Pío-García Escudero. Nuevos abrazos y besos entre el centenar de personas que se agrupaban en esta planta.

Cada vez que un dirigente de izquierdas aparecía en las cadenas de televisión intentando justificar sus malos resultados, los afiliados del PP entonaban con sorna al unísono "campeones, campeones". Poco antes de las 22.30, todas las cadenas de televisión coincidían en dar más de 180 escaños al PP.

El jubilo recorrió el edificio y la calle de Génova, atesta de simpatizantes. Y llegó la hora de los saludos desde el balcón de las victorias. En la primera tanda aparecieron Rodrigo Rato (número dos al Congreso por Madrid), Esperanza Aguirre (número uno al Senado por Madrid), Pío García Escudero (número tres del partido y presidente regional). El alcalde, según varios dirigentes del PP, se coló en el balcón para saludar a la muchedumbre congregada sin que nadie le hubiera invitado.

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