CiU resiste, aunque deja de ser necesaria para formar Gobierno
Convergència i Unió ha resistido el efecto Piqué en Cataluña. La formación que lidera Jordi Pujol ha podido evitar la fuga de votos al Partido Popular en Cataluña, y los resultados definitivos le otorgaban 15 diputados, uno menos que en 1996. No obstante, los ojos de los dirigentes de CiU estaban puestos en los resultados del PP. La mayoría absoluta del PP deja a los nacionalistas sin posibilidades de ser imprescindible en la formación del Gobierno.
Los nacionalistas catalanes son ahora la tercera fuerza política española, por delante de Izquierda Unida. Pero eso no era anoche lo más importante y preocupante para CiU. La caras de los líderes de Convergència i Unió se iluminaban con los sondeos que alejaban al PP de la mayoría absoluta. Pero la alegría duró poco en la sede de la coalición.La peor pesadilla -que cobraba fuerza a medida que pasaban las horas- era un Partido Popular con 172 escaños, lo que daba a Coalición Canaria -con cuatro diputados- la llave del poder. Hacia las 10 de la noche se confirmó otra que no habían previsto: una holgada mayoría absoluta del PP, con 183 escaños, que le permitirá gobernar sin aliados.Pujol a última hora de la noche se limitó a señalar que esperaba que la mayoría absoluta de los conservadores fuera "menos hostil para Cataluña que la de los socialistas".
Ya los primeros sondeos pronosticaban una difícil reedición del Pacto del Majèstic, suscrito en 1996 entre el PP y CiU, y que ha sido el faro político de la campaña de los nacionalistas. La coalición centró la última fase de su campaña en ese decorado político. Incluso cambió su eslogan de La fuerza positiva por Hacemos falta. En la estrategia de Jordi Pujol para la legislatura que ahora se inicia lo fundamental era ser imprescindible, reconocen fuentes de la coalición. El pacto fiscal y el aumento del techo de autogobierno, los dos grandes objetivos de CiU, son difícilmente negociables con la centroderecha española si no se es fundamental para conformar una mayoría estable de Gobierno.
Convergència i Unió barajaba en los últimos días encuestas que les hacían repetir, ligeramente a la baja, los resultados de 1996. Si en aquella ocasión consiguió 16 actas, ahora los nacionalistas contaban con obtener dos e incluso tres escaños menos. Xavier Trias, cabeza de cartel de CiU, está considerado dentro de la coalición un buen político pero con escasas dotes de comunicación. Él mismo se define como un dirigente más efectivo en las distancias cortas. A ello había que sumar el tirón que protagonizó Josep Piqué, cabeza de lista del PP, que ha acabado perjudicando a los socialistas catalanes.
Los sondeos de que disponía CiU en las últimas semanas hacían prever incluso tres diputados menos. Todo ello provocó que el propio Jordi Pujol se involucrara directamente en la campaña en la recta final. Sin embargo, CiU resistió y el jefe de campaña y secretario general de Convergència, Pere Esteve, se mostraba anoche satisfecho con los resultados. Satisfacción matizada a medida que se conocía la abrumadora mayoría del PP.
Desde las elecciones de 1986, en que Miquel Roca capitaneó la fallida operación reformista -que dio a CiU 18 diputados-, la coalición siempre ha estado por encima de los 12 parlamentarios con que contaba antes de ese año. El voto de la desparecida Unión del Centro Democrático (UCD) es una herencia de la que gozan los nacionalistas pero que poco a poco le es disputada por el PP, de la mano moderada de Piqué, ex director general en la Administración convergente.
Las últimas de Pujol
Pero los resultados electorales tienen una lectura especial para CiU. Son las últimas elecciones generales que encontrarán a Jordi Pujol como candidato a la Generalitat. Por eso la principal preocupación en los cuarteles generales de CiU era la mayoría absoluta de los conservadores.
Eso en lo referente a Madrid, porque en Cataluña los nacionalistas de CiU han retrasado incluso la aprobación de los presupuestos de la Generalitat hasta ver cómo se conformaría la nueva mayoría en Madrid y con quién podrían pactar en el Parlamento catalán.
Los nacionalistas esparan poder hacer un pacto de legislatura con Esquerra Republicana (ERC). Anoche, Jaume Camps, diputado autonómico y miembro de la ejecutiva de Convergència Democrática, aseguraba a través de la emisora institucional Catalunya Ràdio que al ser CiU prescindible en Madrid, debía platearse de forma imperativa el pacto de legislatura en Cataluña con los soberanistas de ERC, ya planteado por Pujol tras las autonómicos.
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