_
_
_
_

Carnaval electoral

CÁDIZ. Si el emparejamiento de un día soleado con la jornada electoral es síntoma alarmante del incremento de la abstención, la coincidencia de las elecciones generales y andaluzas con el Domingo de Piñata del Carnaval de Cádiz supuso una pintoresca mezcla de máscaras y votos. Numerosos miembros de las mesas sucumbieron a la tentación de la celebración nocturna y acudieron maquillados y sin dormir a los colegios. Pero quien sacó más jugo a esta conjunción fue el presidente de un colegio instalado en un centro escolar de la capital que se presentó a su hora pero con el disfraz, la lengua trabada y el equilibrio en precario. MALAGA. Jesús Gil, al patrón del GIL, que debía votar en una guardería municipal, prefirió hacerlo por correo. El escándalo de la oposición se convirtió en sonrisa cuando se conoció que voto de Gil fue anulado por no ir acompañado de la documentación preceptiva.

El Domingo de Piñata no se celebra con tanto fervor en Málaga que en Cádiz. Sin embargo 46 mesas electorales se constituyeron con retraso debido a la incomparecencia de los presidentes y de los vocales. La Policía retuvo la documentación de los votantes más madrugadores de un colegio que se constituyó a deshora para que no se marcharan sin votar. La escasa motivación electoral contrastó con el empeño de los vecinos de la pedanía de La Higuera que además de votar en las generales y en las autonómicas pretendieron celebrar un referéndum para decidir de qué Ayuntamiento les conviene depender.

SEVILLA. Un paquete abandonado en las cercanías del colegio Ramón Carande de Sevilla indujo a suspender la votación hasta que la Policía confirmó que el tic-tac que se escuchaba en su interior procedía de un despertador común.

El novelista Alfonso Grosso, que da nombre a un colegio público de Sevilla, habría celebrado el empeño que puso un chaval de nueve años para cumplir con el derecho de voto que le reconoció la oficina del censo. El muchacho recibió hace un año una carta en la que la se le invitaba a participar en las elecciones. Francisco Quijano, como se llama el chaval, no se resignó a ser víctima de un error y ayer fue al colegio y simuló la entrega de su voto.

JAÉN. Alfonso Huertas, un minusválido que conoce sus derechos ciudadanos, tampoco se avino a quedarse sin votar a causa de la imposibilidad de acceder al colegio instalado en el instituto de Formación Profesional San Juan Bosco.

Huertas, tras comprobar la estrechez de la puerta, exigió que la Policía sacara la urna a la calle. El presidente del colegio se negó a que la montaña se acercara a Mahoma pero autorizó que Mahoma fuera la montaña, aunque aupado por dos voluntarios y dos agentes de la Policía. Antes de ser subido al colegio, Alfonso Huertas preparó sus sobres con los votos en la calle ya que las cabinas tampoco disponían de espacio suficiente para la silla de ruedas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

HUELVA. Votar a un partido distinto del PP es pecado mortal. Esta es la teoría moral que que expuso a sus feligreses José Raposo Hernández, párroco de Paymogo, una pequeña localidad de la comarca del Andévalo. Aunque el voto es secreto, si Raposo ingresa en la Gloria probará que se inclinó por la derecha política.

GRANADA. La inmoralidad administrativa es aún más tozuda que la católica. Un matrimonio que reside desde hace 15 años en Salobreña no pudo votar porque figura en el censo domiciliado en la ciudad francesa de Touluse. Saturnino Rodríguez, un exiliado político en el franquismo, ha sido incluso candidato en Salobreña por IU.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_