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Israel amenaza con abandonar a su suerte a los 2.500 milicianos del Ejército del Sur de Líbano El Gobierno de Beirut advierte de que los combatientes serán juzgados por traidores

El aviso oficial de Israel, anunciando para antes de julio la retirada definitiva de la franja ocupada del sur de Líbano -850 kilómetros cuadrados-, ha dejado en la estacada a más de 2.500 milicianos libaneses que durante casi 20 años han luchado con las tropas israelíes haciendo frente a la guerrilla islamista de Hezbolá, llevándose en la mayoría de las ocasiones la peor parte. Mientras el Gobierno israelí se niega a darles refugio, el Ejecutivo de Beirut les ha hecho saber que les tratará como traidores, sometiéndoles a juicio. Son las primeras víctimas del proceso de paz.

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El futuro de esta milicia, entrenada y pagada por Israel, empezará a debatirse la próxima semana en la Comisión de Defensa del Parlamento de Jerusalén, pero en cualquier caso el Gobierno hebreo ha anunciado ya a través de su viceministro de Defensa, Efraim Sneh, que Israel no está dispuesta a darles refugio."Acoger en Israel a los hombres del Ejército del Sur de Líbano (ESL) y sus familias, transformándoles en refugiados, no constituye una solución tanto para los que pudieran venir a instalarse a nuestra casa, como para los que pudieran quedarse en Líbano", ha asegurado el viceministro en unas declaraciones efectuadas a la radio pública israelí.

El Gobierno de Beirut, por su parte, amenaza con juzgarlos y condenarlos como traidores, imponiéndoles en la mayoría de los casos penas que oscilan entre cinco y diez años de cárcel, sin tener en cuenta el futuro de los máximos responsables de esta tropa, que están sentenciados desde hace años a la pena de muerte.

"Desde hace dos años les hemos estado haciendo llamamientos para que deserten. Si deciden desertar ahora, cuando se anuncia la retirada de Israel, no podemos tomarlos en serio. Tendrían que haberse arrepentido antes", asegura en tono amenazador desde Beirut el diputado de Hezbolá -del bloque Lealtad a la Resistencia- Mohamed Raad.

No hay clemencia ni refugio para los hombres del Ejército del Sur de Líbano, reconoce con serenidad el ex ministro Nadim Salem, mientras recuerda que en 1997 un grupo de parlamentarios trató, en vano, de introducir en la Cámara libanesa un proyecto de ley que permitiera mitigar las penas o decretar la amnistía a estos milicianos.

"Nos matarán a todos"

"Nos van a matar a todos. No tenemos dónde ir. Todo lo que queremos es escapar", gimotea Georgette, de 29 años, libanesa cristiana, de la aldea de Kfar, en la franja ocupada, mientras empieza a tomar conciencia de su futuro incierto. Georgette, hermana de cinco milicianos del ESL, forma parte de los 2.800 privilegiados libaneses, de probada fidelidad a Israel, a los que el Gobierno hebreo les ha otorgado un permiso especial con el cual todos los días pueden franquear el paso La Buena Puerta, en el término municipal de Metula, y entrar en el Estado hebreo para trabajar.

"Pero yo lo que quiero es huir de aquí antes de que sea demasiado tarde", lloriquea ya imparable Georgette, recordando que meses atrás trató de tomar un avión en el aereopuerto de Ben Gurión en Israel, para ir con sus familiares a Suiza, y reclamar allí asilo, pero que se lo impidieron los servicios fronterizos.

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