Diumenge de Pinyata
Las abstinencias de la antigua Cuaresma -hoy, su primer domingo, en que, de acuerdo con el Caeremoniale episcoporum, los católicos valencianos han de elevar preces por el sabio y humano obispo de Germaniciana, Rafael Sanus, al ser el XI aniversario de su ordenación- eran soportadas, más que aceptadas, por un pueblo vitalista como el valenciano. Por ello, trataban de robar horas y espacios al tiempo penitencial. Se empeñaban en ver este domingo, Diumenge de Pinyata, como una extensión de la carnalidad y trataban de divertirse con cierta mesura: se salía a comer a alguna fuente cercana a la ciudad -anar de pinyata en Alcoi es una merienda campestre festiva-; jugaban al joc de l'olla (cucanyes) que, suspendida en una cuerda, rompían con un palo los participantes con los ojos cubiertos -el ball de la pinyata estaría relacionado con este juego-, una olla es una pinyata, como señala el Llibre del Coc al hablar de un caldo: al matí, muda'l d'una pinyata o olla en altra.El baile de Piñata, una ocasión para conocer las nuevas parejas nacidas en el fragor carnavalesco -Les ballades de Carnestoltes, a Tots-sants ixen a la llum-, a partir del XIX, solía celebrarse en los salones de los casinos y con disfraces -disfressats en Quaresma!-; se rompía una gran pinyata llena de regalos y sorpresas, están documentados los de Castelló y Alcoi; en la calle se celebrará hoy -es fiesta en Navarrés a su patrón san Gregorio Magno, el papa del 590, del gregoriano, misionero y animador de iniciativas sociales, con reparto de arroz al horno, hecho en ollas de barro- en Alacant y Muro y ayer en Pego, con la quema del carnestoltes; romper una cazuela o un cántaro equivale a un sacrificio ritual -de hecho, se enterraban los tiestos-, viene a ser lo mismo que quemar un personaje, el ninot del invierno.
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