Fátima Miranda presenta en Vitoria su 'performance' musical 'Diapasión'
Es una de las grandes excepciones en el panorama musical español, aunque a Fátima Miranda no le gusta que le califiquen como vocalista. Lo cierto es que esta salmantina historiadora del arte, que un día, de la mano del músico Llorenç Barber, descubrió las infinitas capacidades de la voz humana, es una de las artistas de vanguardia más interesantes del panorama musical español. El público de Vitoria tendrá la oportunidad de disfrutar de Miranda esta noche en el Teatro Principal (20.30).
La performance que presentará hoy en Vitoria Fátima Miranda, titulada Diapasión, es una antología de sus dos espectáculos anteriores (Las voces de la voz y Concierto encanto) junto con un par de piezas del que presentará este verano, ArteSonado. De este modo, el espectador que desconozca el trabajo de esta sorprendente artista podrá disfrutar de una variada muestra de su obra que bebe lo mismo de las vanguardias de principios de siglo, la poesía fonética, el canto difónico mongol o la música dhrupad de la India.Fátima Miranda comenzó en el Taller de Música Mundana de Llorenç Barber. Entonces era sólo una persona interesada por las vanguardias artísticas, pero entonces descubrió la capacidad creadora de la voz. En ese momento, se puso en marcha un proceso de aprendizaje propio de quien ha descubierto su vocación vital: desde el trabajo autodidacta hasta el estudio de las técnicas de canto clásicas y las de otras culturas para lo que viajó hasta la India, entre otros destinos.
"Un país paleto"
Hoy día es una artista reclamada en los principales escenarios europeos, aunque poco conocida en su país: "España es un país muy paleto y envidioso; lo que yo hago es inclasificable y único, para bien y para mal, pero aquí no se reconoce mi trabajo", comenta Fátima Miranda, quien se siente cercana al trabajo de artistas del performance como Esther Ferrer o Bartolomé Ferrando.
Diapasión, el espectáculo que presenta trata de crear un abanico emocional y de ambientes muy amplio, "con el que trato de cambiar de alguna manera las formas de percepción del público; eso sí, siempre teniendo en cuenta que nuestra obra tiene tantas lecturas como individuos hay viéndola", explica.
Miranda destaca dos de las piezas que componen su performance: Canto a las ballenas y El principio del fin, un poema fonético que cuenta con cuatro fátimas virtuales, en forma de sendos vídeos que la artista grabó en el Centro Cultural Montehermoso.
El espectador ha de tener claro, según reflexiona la protagonista, que "no se va a encontrar con arte de usa y tirar; ni arte por el arte; es una expresión artística comprometida con su tiempo".
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