Diario JUAN JOSÉ MILLÁS
Cuando mi marido dijo en el desayuno que volvería tarde porque tenía una reunión de presupuestos, yo ya sabía que iba a encontrarse con su amante, como todos los viernes, pero esta vez no me importó, casi fue un alivio. Me hace gracia la frase ésa, "reunión de presupuestos". Se reúnen para presuponer, cuando la mayoría de ellos ni siquiera ha aprendido a suponer. Cómo son. Al salir, se llevó al niño, que había perdido el autobús del colegio, y yo me quedé sola, como siempre, escuchando el ruido de la lluvia (de un tiempo a esta parte, siempre llueve al otro lado de mi cabeza, aunque en la calle haga sol). Luego, al entrar en la habitación de mi hijo para hacer la cama, observé que se había dejado un cuaderno abierto sobre la mesa, con una suma (7+1=?) sin resolver. Instintivamente, puse un 8 al otro lado, y enseguida empecé a sentir un agobio enorme por aquel 1 que acababa de perder su individualidad al realizar yo la operación matemática.Imaginaba al pobre número dentro del 8, buscando la salida desesperadamente, como un claustrofóbico dentro de un laberinto, y me identifiqué con él. Una vez me perdí en el interior de unos grandes almacenes y fue tal el miedo a no dar con la salida que sufrí un desmayo en la sección de deportes. Por otra parte, también yo, como el 1, había perdido la identidad en las profundidades de una familia asfixiante, y no sabía cómo escapar de ella. Sentí que me faltaba el aire y corrí al balcón para respirar. Un sol excesivo me cegó los ojos, pero dentro de mí continuaba escuchándose el ruido de la lluvia. Quizá en el interior del número 8 también lloviera con aquella violencia, pensé. Escuché el teléfono, pero no lo cogí pues supe por el modo de sonar que era mi madre.
Más tranquila, regresé a la habitación para liberar al número inocente y puse sobre la hoja 8-7=1. Sin embargo, me pareció que el 1 resultante era distinto al que yo había atrapado y me atacó un desaliento enorme. A mí misma, cuando pienso en abandonarlo todo y recuperar mi verdadero ser, siempre me retiene el miedo de que la que lograra escapar fuera una de las que están encerradas conmigo y que no son exactamente yo, aunque sean idénticas a mí.
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