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Tribuna
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MIS LABORES Esto es desbarrar MARUJA TORRES

Francisco Álvarez Cascos, sujetando por las orejas un conejo vivo, caliente y peludo: no quiero pensar que el gesto (inmortalizado en foto que salió ayer en este periódico) fuera un homenaje personal del cripto vicepresidente al Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Es tan zafio, el pobre. Y su poppypartido, en general: con esa Teófila Martínez que parece que haya descubierto el punto G al frotarse los dientes con el cepillo eléctrico. Ahora que Pimentel (que tenía el morbo típico del buen chico) ha desaparecido, y considerando que Acebes (que tiene morritos prometedores, según un amigo mío, gay y especialista en desechos) debe de andar muy ocupado, prácticamente no hay nada en el PP con que alentarse el conejo.Y esto me recuerda que anteayer conecté con el sitio www.aznarenvalencia.com y que, de repente, compareció ante mi pantalla Rita Barberá, con un grito gutural a lo Conan: y ahí se me cayó el sistema. Pero no el del ordenador, como le ocurrió al maestro y sin embargo compañero Millás con Teo, sino el mi propio sistema. El nervioso, por más señas. Y eso que sé de buena tinta que Barberá es una buena persona, lo que pasa es que en elecciones todas se ponen bárbaras.

Nadie es lo que cree ser. Desde luego, no lo es Aznar, que cree ser candidato, pero a mí cada vez me recuerda más a un jefe de sección en plena convención norteamericana de vendedores, uno de esos actos horteras que suelen celebrarse en Florida, y durante los cuales los colegas, muertos de envidia, le aclaman, y los jefes de la milonga/coño le nombran Vendedor del Año. Ayer estuve en El Corte Inglés, comprando para compensarme las carencias sentimentales de estos días de campaña, y los pelotas le estaban haciendo un miniaúpa a uno de esos tíos (que no la clavan, por cierto: son las vendedoras las que se lo curran mientras ellos ponen cara de supervisores y se escaquean cada dos por tres a tomar cafelitos; que los tengo controlados) a los que me refiero: "Felicidades, qué bien, macho". Etcétera. Todos con la misma expresión de arrobo que la señora que, en los mítines de nuestro Jose, luce en la solapa un crucifijo tamaño medio litro de calvario y también dos huevos duros, en lugar de dos son tres.

Otro ejemplo de falsedad: cada vez que el prócer habla de volver a la ley de humanidades, lo que en verdad aparece ante mis ojos es un concurso de televisión humanamente hipnótico. Pregunta-humanística típica: "¿Con que palabra se designa la crueldad excesiva?". (Como si la crueldad no lo fuera siempre). "Respuestas posibles: a) Avaricia. B) Codicia. C) Leticia. D) Sevicia". Entonces el concursante, despistado sin duda porque Leticia Sabater sí sería crueldad excesiva, se pide el comodín del público. ¿Cómo vamos a votar bien si ni siquiera sabemos distinguir la codicia de los albricias?

Además de todo lo anterior, ayer fue miércoles de ceniza, y se celebró el Entierro de la Sardina. Con la sardina de algunos en la mano quisiera haber visto a algunas.

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