La asociación femenina musulmana debate los tabúes islámicos
La asociación de mujeres musulmanas afincadas en Cataluña eligió el Día Internacional de la Mujer Trabajadora para celebrar en Barcelona su primer acto abierto al público. Más de un centenar de personas asistieron a la que de hecho fue la presentación en sociedad de la asociación cultural islámica Insha Allah, de la que forma parte la representante para Cataluña de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI), Mariam Cabezos.En el acto de ayer se percibía claramente el alto sentido simbólico que tenía el debate para unas mujeres que nadan contra la corriente, que no tienen ocasión de hablar en público ni de asistir a encuentros similares y en las que se apreciaba un tremendo deseo de expresarse sin intermediarios.
Las intervenciones corrieron a cargo de universitarias de distintas nacionalidades; menos la profesora Dolors Bramon, todas eran musulmanas. Los temas versaron sobre algunos de los tabúes islámicos, como la poligamia. Jadiya Candela, licenciada en Derecho, la justificó basándose en que, originariamente, la poligamia pretendía proteger a los huérfanos.Tras una larga disertación, reconoció que en la práctica sirve para satisfacer el capricho de los hombres.
De los problemas económicos y de cómo afectan a la mujer musulmana se ocupó otra licenciada, Hend Razgallah, que hizo gala de un gran coraje: "Como musulmana, la desigualdad del reparto de la riqueza me apabulla. Pero más me apabulla todavía no oír ninguna voz nuestra que se alce contra ella". Criticó los discursos islámicos integristas sobre la economía porque, afirmó, "sirven para perpetuar el actual orden mundial". El aplomo y el perfecto castellano en que se expresó Hend Razgallah rompieron muchos esquemas entre un público sorprendido por la garra de esta mujer, la única de la mesa que usaba un shador que le cubría la mayor parte de la cara.
Entre los hombres presentes, la mayoría se mantuvo en silencio, pero otros tuvieron que ser llamados al orden por las organizadoras por sus larguísimas intervenciones, que uno de ellos apoyó aseverando: "Dios es macho". Afirmación que, con educación pero con firmeza, fue contestada desde la mesa y por el público.
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