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Indecisos y abstencionistas

Todo parece indicar que es la bolsa de indecisos y de abstencionistas la que puede condicionar los resultados del día 12, tanto en Madrid como en Sevilla. Difícil, peligroso panorama. ¿Qué decirles a estas alturas? Desde luego, que es una extraordinaria responsabilidad la que contraen unos y otros. Los primeros, los indecisos, por el riesgo de equivocar su voto. Los segundos, los que no quieren acudir a las urnas, porque nunca como ahora su actitud favorece más claramente a la reacción, aunque no quieran. Cierto que la política no es ningún manjar de dioses, pero el panorama que se ofrece ante otros cuatro años de la derecha en Madrid es sencillamente aterrador. En cuatro años, estos gerifaltes del PP podrían consumar su negro proyecto de secuestrar el poder político, derivándolo a un poder económico y financiero controlado por ellos, por sus amigos, y manteniendo el sistema democrático como una carcasa vacía; volverían a intentar amordazar completamente a la opinión libre (por favor, no olviden el caso Sogecable), y ampliar sus ya múltiples tentáculos en los medios de comunicación, algunos con la complicidad de la Iglesia católica, para no variar. Todo eso, además de dar facilidades a genocidas como Pinochet para que burlen la justicia. En cuatro años, en fin, lo poco que hemos visto del cáncer de la derecha penetrando en todos los tejidos de la sociedad (escándalos del lino, de las subvenciones del Inem, de las stock options...), con varios ministros bajo serias sospechas y uno que ya saltó por los aires, acabarían dando nueva actualidad a aquel terrible diagnóstico de don Pío Baroja: "Los políticos miran al Estado como si fuera una finca". Y si algunos están haciendo comparaciones mentales, que piensen una cosa: la corrupción de la derecha, a diferencia de otras, es estructural, subterránea e implacable. Y de ella nunca conoceremos más que pequeñas muestras, por descuido o por traiciones internas.Para Andalucía la situación es, si cabe, más peligrosa aún. Pues de la falta de sintonía con Madrid dependen todavía demasiadas cosas: infraestructuras hidráulicas (esa sequía), autovías mil veces prometidas y nunca iniciadas, peajes de autopistas nunca liberados, censos jamás reconocidos, deuda histórica olímpicamente olvidada... Todo eso significa dinero, muchísimo dinero que deja de fluir por las angostas arterias de la región. A estas alturas es claro el designio de su majestad el Príncipe Aznar, en más clara reedición de aquel lema de los caciques de antaño: ¿Los andaluces?... que coman y beban PSOE.

Por lo demás, ya se ve el panorama: una IU andaluza de piñón fijo, que no abandona su inercia antisocialista ni aprende de lo que pasa en el resto de España, donde vuelve a renacer la rara flor de la unidad de la izquierda. Y un PA vaciado por completo de contenidos, que ni siquiera puede disimular sus cuchillos interiores, por el control del poder, sólo poder y nada más que poder.

Indecisos y abstencionistas: tal vez ni habíais sospechado el inmenso valor que la carambola política ha puesto en vuestras manos. No lo desperdiciéis, por favor.

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