Gore arrasa en las primarias demócratas y Bush amplía su ventaja frente a McCain
George Bush ganó ayer en el industrial Ohio, la sureña Georgia y los Estados de Maryland, Misuri y Maine, y John McCain en Massachussets, Connecticut,Vermont y Rhode Island, según los primeros resultados republicanos del supermartes norteamericano difundidos esta madrugada por las cadenas de televisión. A las 3 de la madrugada de hoy, hora peninsular española, momento del cierre de los colegios en Nueva York, las cadenas norteamericanas no se atrevían a anunciar un vencedor entre los republicanos. A esa hora, los electores seguían votando en el resto de los 16 Estados que participaron ayer en las primarias, entre ellos California. La batalla de Nueva York entre Bush y McCain era la más decisiva de las que se libraban anoche.
Al cierre de los colegios, los sondeos efectuados a pie de urna daban una situación de empate entre los aspirantes republicanos. Bush parecía tener más clara la victoria en California, que seguía votando.Las cosas estaban más definidas en el campo demócrata. Mediada la noche electoral, Al Gore ya había conseguido claras victorias frente a Bill Bradley en Nueva York, Ohio, Massachussets, Connecticut, Georgia, Vermont, Maryland, Misuri y Maine. El vicepresidente era también el favorito en el resto de los 15 Estados que celebraban primarias demócratas. Desde Nashville, en su Estado de Tennessee, Gore seguía el del supermartes con la confianza de saberse el seguro candidato demócrata a la Casa Blanca. Antes de conocerse los resultados de Nueva York, Gore contaba ya anoche con 1.005 delegados para la Convención Nacional Demócrata que elegirá en agosto, en Los Angeles, al candidato a la presidencia. Los de Bradley eran 280. En el campo republicano, Bush disponía, antes de Nueva York, de 397 delegados para la convención de julio, en Filadelfia, frente a los 193 de McCain.
Batalla vigorosa
El supermartes significó también un nuevo paso en la despedida de Bill Clinton de la Casa Blanca. Y el político de Arkansas quiso dar su opinión sobre la actual carrera presidencial. Rechazando la idea de que está siendo demasiado dura, sobre todo entre los republicanos, la calificó de "una batalla vigorosa sobre asuntos que interesan al pueblo norteamericano".
Desde California, donde se seguía haciendo campaña mientras los ciudadanos ya acudían a las urnas allí y en otros 15 Estados, McCain reiteró su tesis de que Bush sólo moviliza a los más conservadores y es incapaz de seducir a los centristas. El supermartes era toda una prueba para la contradicción esencial de la candidatura del senador por Arizona y ex prisionero de guerra en Vietnam: su gran atractivo entre demócratas e independientes y su mucho menor peso entre sus correligionarios republicanos. Y todo apuntaba a que suspendió el examen.
California, cuyos colegios cerraban a las 5 de la madrugada de hoy, hora peninsular española, era el escenario perfecto de esa contradicción. McCain era casi seguro perdedor en la elección de los 162 delegados republicanos de ese Estado a la convención nacional. En esa votación solo participaban electores registrados del partido del elefante, entre los cuales Bush tenía clara ventaja.
Ganar en Nueva York era la única posibilidad que tenía ayer McCain de mantener la viabilidad de su desafío a Bush. En ese Estado, el segundo trozo tras California de la tarta el supermartes, los sondeos tras el cierre de las urnas aventuraban una situación de empate entre los dos aspirantes republicanos.
Bush siguió la jornada desde Austin, la capital tejana. Allí atendió asuntos del gobierno de ese Estado y comenzó a prepararse para un pulso final con Gore. Las encuestas le auguraban triunfos decisivos en California y confirmaron su triunfo en Ohio, el tercero en importancia de los Estados participantes en el supermartes. Pero a Bush le inquietaba una posible pérdida en Nueva York, sin la cual no podría dar por cerrada su competición con McCain.
Haciendo todavía campaña en Nueva York, el ex jugador de baloncesto Bradley aceptó que tenía que ganar "algo" ayer para seguir en la carrera. Bradley, que se aprestaba a ser derrotado incluso en Nueva York, de cuyo equipo de baloncesto fue una gran estrella, comenzó, de hecho, a entonar la canción de despedida. "Estoy orgulloso", dijo Bradley, "de haber colocado en la agenda de la carrera hacia la Casa Blanca temas que nadie pensaba abordar, como la extensión de la asistencia médica y sanitaria, el control de las armas de fuego e importante necesidad que tiene este país de reformar la financiación de sus campañas electorales".
Gore, la persona que guíe los pasos demócratas de aquí a la final presidencial de noviembre, rindió un homenaje a Bradley. "El desafío de Bradley", dijo, "ha sido bueno para mí. Competir con él me ha permitido profundizar en los temas y encontrar mejores modos de contactar directamente con el pueblo norteamericano". El susto sufrido por Gore en otoño, cuando las encuestas le situaban por detrás de Bradley, le llevó a un cambio radical de campaña, que ayer dio sus resultados. Gore se ha distanciado del papel de rígido, eficaz y leal vicepresidente de Clinton, para convertirse en un político que hace campaña en mangas de camisa. Su rival republicano en noviembre tendrá que enfrentarse a esta nueva combatividad.
Un final prematuro
En los viejos tiempos, la emoción de las primarias duraba hasta bien entrada la primavera e incluso el verano. Dwight Eisenhower no tuvo garantizada la candidatura republicana a la Casa Blanca hasta julio de 1952. Ahora todo son prisas. La carrera de los Estados por anticipar la celebración de sus primarias para que tengan más peso en los medios y en el proceso electoral, ha convertido esta fase del ciclo presidencial en una batalla de pocas semanas: el mes de febrero y comienzos de marzo.El supermartes de ayer, el primero en el que votaron simultáneamente Nueva York y California, deja casi zanjado el proceso de elección de los candidatos demócrata y republicano. Prematuramente, porque todavía deben pronunciarse casi una treintena de Estados más. De hecho, continuarán hasta el 6 de junio.
Como las primarias atraen a un Estado a muchos políticos, asesores y periodistas, con los correspondientes ingresos extraordinarios para hoteles, restaurantes, diarios, radios y televisiones locales, también son un negocio. Pero para ello deben ser emocionantes y eso sólo se logra al comienzo del ciclo. De ahí que los Estados hayan ido moviendo las fechas de estos comicios hacia el invierno. Los que no lo han hecho se van a quedar sin protagonismo. Consciente de este fenómeno, la Asociación Nacional de Secretarios de Estado estudia un modo de evitar el final prematuro del proceso de primarias.
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