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El movimiento islámico negro de EEUU abandona el extremismo

El histórico líder Louis Farrakhan convoca la Marcha del Millón de Familias para extender el islam por todo el país

Louis Farrakhan, el líder islamista negro norteamericano que en el pasado arremetió contra los judíos, acusó de racistas congénitos a los blancos y se solidarizó con Muammar el Gaddafi, se ha comprometido a los 66 años a unir su radical Nación del Islam a la ortodoxia islámica en busca de una mayor credibilidad política y ascendiente religioso en Estados Unidos, país con cuatro millones de musulmanes, la cuarta parte de ellos negros. El nuevo objetivo de Farrakhan es difundir la fe de Mahoma en todo el continente americano. Para empezar, ha convocado para octubre una Marcha de un Millón de Familias sobre Washington.Nación del Islam tiene su sede en Chicago, histórico núcleo de activismo negro en Estados Unidos, y ante las 20.000 personas reunidas en una atmósfera muy emocional en el United Center, donde juegan los Bulls de baloncesto, se ha producido el acercamiento de Farrakhan al islamismo ortodoxo. La ocasión ha sido el llamado Día del Salvador, establecido en memoria de W. D. Fard, desaparecido misteriosamente en 1934 y por ello considerado una divinidad. Su discípulo Elijah Muhammad se convirtió en su profeta al frente de Nación del Islam, hasta que murió en 1975. Le heredó su hijo, Wallace, cuya deriva hacia la ortodoxia repudió un incendiario Farrakhan, que reconstituyó en 1978 Nación del Islam sobre los principios de Eliajh de nacionalismo negro, autosuficiencia económica y repudio del cristianismo por ser instrumento de opresión del blanco sobre el negro.

Esa disputa entre Farrakhan y Wallace, ahora convertido en Warith, ha sido una de las más acres habidas en un país de intensos sentimientos religiosos y acaba de concluir con un abrazo en Chicago. Farrakhan ha confirmado que para Nación del Islam Fard ha dejado de ser un dios y Eliahj su profeta. "No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta", es ahora doctrina oficial. Un cambio de apóstrofe lo resume todo: el Día del Salvador ha pasado a ser el Día de los Salvadores, en referencia a la misión de cristianos y musulmanes que abraza el conciliador Farrakhan.

Acercamiento Iglesia-Estado

"¿Nos ha abandonado Farrakhan? ¿Ha cambiado Farrakhan?", se preguntó retóricamente el líder de Nación del Islam desde la tribuna, haciéndose eco de lo que piensan sus seguidores. "Sí", se respondió. "Todos debemos cambiar, pero no os he abandonado". Fueron más de dos horas en las que Farrakhan abogó por un mayor papel para la familia, por el rezo en las aulas, por el acercamiento entre Iglesia y Estados, además de hablar de Estados Unidos como si fuera un norteamericano más, cuando hace unos años repudiaba de ello.

A pesar de la aproximación teológica, no quedó claro que Farrakhan vaya a distanciarse de los principios sociales y políticos defendidos por Elijah. Bromeó sobre sus pasados comentarios racistas, pero insistió en que la sociedad norteamericana "está construida sobre el principio de la supremacía blanca". También acusó al Gobierno de intentar infiltrar el año pasado Nación del Islam aprovechándose de que él sufría un cáncer de próstata.

Farrakhan estuvo acompañado en el estrado por unos rabinos cuya presencia no ha hecho sino ratificar la animosidad que hacia él sienten los judíos norteamericanos, cuya fe calificó hace algún tiempo de "religión de cloaca". Los rabinos pertenecen a la secta ultraortodoxa Naturei Karta, que considera herética la creación del Estado de Israel, pues sólo la llegada del Mesías puede crear Israel, como manifestó Yisrael David Weiss, el líder de Naturei, desde el podio. Weiss aseguró en el United Center que el Holocausto fue el castigo divino al pueblo judío por permitir la creación de Israel. Los judíos de Chicago consideran una afrenta la alianza de Farrakhan y Weiss. El líder de Nación del Islam "sigue sin reconciliarse con el 99,99% de la comunidad judía", mantiene Ira Youdovin, del Consejo de Rabinos de Chicago.

Farrakhan y los suyos dicen no querer entrar en las diferencias entre judíos y presentan sus buenas relaciones con Naturai Karta como prueba de que no aborrecen a los hebreos. De hecho, según Farrakhan, su conflictiva y antigua equiparación de judaísmo con las letrinas se refería "a las acciones del Estado de Israel, que usa a Dios y a la religión como excusa para la mentira, el robo y el asesinato". El ahora conciliador Farrakhan pidió a su auditorio que "busque la mejora moral, espiritual y política" y que para ello acuda a la Marcha del Millón de Familias, convocada para el próximo 17 de octubre en Washington, cinco años después de la controvertida Marcha del Millón de Hombres de 1995, cuando se le reprochó que dejara a las mujeres en casa. Farrakhan aboga por los valores familiares, pero no tiene suerte con la suya. Su hijo, militante de Nación del Islam, está en libertad bajo fianza pendiente de juicio por agredir y herir a su mujer.

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