Chicas desnudas JUAN JOSÉ MILLÁS
Siguiendo la campaña de forma compulsiva, escucha uno por la radio noticias curiosísimas. La policía, por ejemplo, se ha incautado de millones de triángulos de señalización falsos. Quizá se trataba de una partida de hexágonos disfrazados, no sé, pero aunque la geometría no es mi fuerte tampoco se me ocurre qué interés tendría un hexágono en ser confundido con un triángulo. Hay tantas cosas que ignoro. ¿Qué es, sin ir más lejos, un registrador de la propiedad? Ni idea. Mariano Rajoy es registrador de la propiedad y ministro de Cultura. Tampoco sabemos para qué sirve un ministro de Cultura, sobre todo desde que Esperanza Aguirre nos hiciera una demostración práctica. O sea, que casi preferiríamos hablar de triángulos falsos que de registradores de la propiedad verdaderos. Para complicar más las cosas, Mariano Rajoy, además de registrador de la propiedad y ministro de Cultura, es también director de campaña del PP. Hasta ahora imaginábamos para qué servía un director de campaña, pero ayer lo invitó Isabel San Sebastián a El primer café de Antena 3 y nos dejó más confundidos que un triángulo falso. Los periodistas asistentes tenían que contestar a sus propias preguntas porque Rajoy estaba en otra. En ocasiones le soplaban las repuestas para que no quedara muy desairado. No supo ni defender el asunto estrella de la jornada, que era la bajada de impuestos. Balbuceaba a la menor objeción (siempre eran menores) y carecía de criterio en asuntos como si debe o no debe haber debates televisivos entre los candidatos.
A veces, no le bastaba con la ayuda de los periodistas presentes, y observaba a hurtadillas el contenido de una carpeta roja de la que creíamos que al final acabaría saliendo algo importante. Pero no salió nada. Quizá era una carpeta falsa. Hay portafolios que se disfrazan de carpeta por perversión. Insistió mucho en que el balance de estos cuatro años ha sido positivo, pero lo decía sin fe, como si tuviera astenia primaveral o le pagara el enemigo.
Este hombre ya fue el responsable de campaña anterior de Aznar. Y le hizo creer todo el rato que ganaría por mayoría absoluta. Ignoramos cómo ha conseguido engañarle por segunda vez. A lo mejor es un falso registrador de la propiedad (tenemos constancia de que es un falso ministro de Cultura), incluso un falso director de campaña. Aparte de eso, y aunque hemos buceado minuciosamente en su currículum, ignoramos qué otros méritos le adornan, a no ser que constituya un mérito el haber sido mordido por Cico y Gufa (o por Gico y Cufa, no estoy seguro), los perros de Aznar, que, según sus hagiógrafos, Díaz Herrera e Isabel Durán, sólo muerden a los más íntimos. Una mordida en La Moncloa equivale a una stock option en Telefónica. De modo que quizá por eso Rajoy es director de orquesta. Pero todo son suposiciones que se tiene que hacer uno porque nadie te informa, ésa es la verdad, aunque te disfraces de periodista de investigación.
Ayer mismo, coincidiendo con el lanzamiento de la segunda revolución fiscal, Trillo anunciaba en Alicante que los exámenes de conducir podrán hacerse en árabe. Y no es que nos parezca mal, sino que no le vemos la articulación, cuando un director de campaña debería servir para articular. Yo, de Aznar, le incautaba la carpeta, donde a lo mejor, en lugar de apuntes, lleva chicas desnudas. Por lo visto, tampoco es raro que las mujeres en cueros se disfracen de apuntes falsos. Todo es muy confuso.
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