El bisiesto 29-F

Rodearon el siete de tanta excelencia -perfecto, impar, mágico, el cuadrado más el triángulo, el tres espiritual más el cuatro material, Cielo y Tierra juntos y revueltos: "El siete es el nudo del universo", para Cicerón-, que para el seis se habían agotado las existencias de virtudes, apenas: cuatro puntos cardinales sumados al arriba y al abajo, dual y ambiguo, incompleto por contener los días de la creación, sin el descanso y, quizás, por tanto hágase divino, para Llull fue el affar o capacidad de hablar. Sí, le tocó bailar con la más fea de las bestias apocalípticas, la demoníaca agente 666; añadamos "el sexto no cometerás actos impuros" y el equilibrio geométrico y mágico del pagano hexágono y la mosaica estrella de David y comprenderemos que el cristianismo viera el humo de Satanás entre los acaracolados rizos del sexto.Y, por eso, el día de hoy, el de las 366 jornadas, era de mal agüero. Los romanos, temiendo disgustar a los dioses, al añadir un día de origen no divino, no le dieron nombre ni numeral. Julio César mandó el subterfugio de doblar el 24 de febrero, dies sextum ante calendas martius -día sexto antes de las calendas de marzo (el 1 de marzo)-, de manera que su gemelo fue el dies bis sextum ante calendas martius, de ahí, bisiesto, dos sextos. La Iglesia sigue todavía esta norma juliana: duplica el 24 y los santos se conmemoran un día más tarde. Hoy, litúrgicamente, más que un 29, sería un 28 y se celebran sus santos: Teófilo, Rufino, Román, adelantado del monaquismo en la Occitania del IV, Guiverada, patrona de las amas de curas y la legendaria Munia, otro bello panal de rica miel, atractivo para moscardones pretendientes, a quien el Todopoderoso premió con fealdad y barba de peus a cap propia de Bestia de terrores milenaristas: Tots portem una bestia dins.