El Barça confiesa su depresión Guardiola apela a los orígenes para abandonar la crisis y Ronald de Boer se felicita por su partido
El Madrid rompió el sábado al Barça y le dejó sumido en una crisis de valores, de desconcierto y de caos en todos los frentes. El equipo está perdido y ya no sabe qué decir. No es algo nuevo este curso: cualquier rival -ahora el Betis, después el Alavés- ha quebrado con estrépito cualquier signo de recuperación en los azulgrana. Tras la goleada ante el Valladolid, tras los dos golazos de Rivaldo, el Barça soñó en convertir al Bernabéu en un trampolín para cazar la Liga y retomar con buen pie la Copa de Europa. La realidad fue mucho más cruel. Tres goles y para casa. A un mundo del Deportivo, detrás del Zaragoza, del Madrid y del Alavés. Y fuera de las plazas de la Liga de Campeones. El Barça emprendió el vuelo de regreso a casa con la sensación de la que la Liga se escapa."Estamos más tocados de lo normal", admitió Guardiola. "Es como la arena en la mano. El año se nos escurre entre los dedos", se le ocurrió decir a otro jugador. El vestuario está agotado. Por muchas cosas. Por la inflexibilidad del técnico Louis Van Gaal, por sus decisiones tácticas y por su política de rotaciones, que castiga al que comete errores -¿le costará el puesto a Arnau su fallo en el primer gol?- o a quien es sincero y piensa en voz alta -Xavi, por ejemplo, a quién recurrió tras el desastre-. Cada vez más alejado de sus jugadores, Van Gaal, que jamás admite equivocación alguna, reprochó ayer al equipo en la charla su falta de tensión, de ganas. No es gratuito que Figo, antes del del partido, afirmara que el Barça padecía cansancio psíquico.
Sólo quedaba ayer en esta tesitura un llamamiento a la cordura. Guardiola, el capitán, despojado desde hace semanas de su puesto, consideró que el Barça cometería un grave error si tirara la Liga y mostró alivio por la reanudación de la competición europea. "No creo que hubiera tanta diferencia entre el Madrid y nosotros. Tuvimos dos o tres ocasiones y ellos tampoco tantas...Faltó paciencia. Hubo errores individuales y colectivos. Todo es más profundo", dijo. Y se agarró a la única tabla en el naufragio: recuperar las raíces futbolísticas que han distinguido al Barça en la última década. "Con Van Gaal lo hicimos durante un tiempo. Pero es necesario dominar el partido, recuperar la posesión del balón, dar 14 o 10 pases antes de crear ocasiones y tener paciencia", reflexionó. "Esa filosofía nos ha dado muchos éxitos. Seis Ligas en nueve años. No creo que esté caduco".
No aceptó ni por asomo que distintas voces del Madrid acusaran al Barça de apático: "Les pediría que tuvieran el mismo respeto que nosotros les hemos dispensado cuándo han perdido bastantes veces en los últimos años aquí". Y luego no se reivindicó a sí mismo. Descartado en diciembre y luego en enero por lesión, Guardiola jugó la última media hora en el Bernabéu con 3-0. En el césped se reunió con Ronald de Boer, el nuevo medio centro, y Xavi, que salió tras el descanso. "Soy un futbolista para Wembley y Balaguer. No sirvo sólo para actuar con un 0-5", dijo el capitán. "¿Si jugaré ante el Oporto? Buena pregunta para el técnico. Pero seré respetuoso con su decisión".
Ronald de Boer, sin embargo, se mostró entusiasmado con su partido: "Me sorprendió un poco que entrara Xavi. No entiendo las críticas de los diarios. Jugué bastante bien. Intervine en la segunda o tercera fase de construcción del juego. A Raúl lo tengo aún en mi bolsillo". Es ésa una expresión holandesa para afirmar que el rival no hizo mucho. Más modesto se mostró Arnau: "El balón que chutó Roberto Carlos venía con efecto y no lo vi. No hago las alineaciones, pero soy el mismo portero antes que después de ese fallo".
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