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El jurado considera culpable al único acusado del 'crimen del anticuario' pero no precisa cuál fue el móvil del asesinato

El jurado popular del denominado crimen del anticuario de Vitoria se decantó por un veredicto de culpabilidad contra el acusado de dar muerte a Angel Quintana el 28 de enero del 1998. Sin embargo, exculpó a José Carlos Josémaría de la acusación de robo, al no lograr determinar si el móvil del asesinato fue una deuda contraida con Quintana o la sustracción de una valiosa colección de relojes autómatas desaparecida de la almoneda del anticuario. Se trata de una resolución contundente, alcanzada en la madrugada de ayer, aunque susceptible de ser matizada por las partes personadas, que la interpretaron de manera diferente. Mientras fiscal y acusación particular creen que de ella se desprende un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, que les lleva a pedir 25 años de cárcel, la defensa lo califica de homicidio y reclama diez años de prisión. Será la magistrada Mercedes Guerrero la que fije la pena, en una sentencia que se conocerá en las próximas semanas.

Pero el aspecto más significativo del veredicto, que el jurado tardó en elaborar casi siete horas, es la exculpación del acusado del delito de robo de una colección de relojes autómatas que desapareció de la tienda de Quintana la noche de crimen. Esta interpretación elimina del proceso el único móvil que se había barajado por parte de las acusaciones y mantiene la incógnita sobre los motivos que llevaron al inculpado, un chamarilero de Arévalo (Ávila) acuciado por las deudas, a dar muerte al anciano anticuario. Las acusaciones reclaman una responsabilidad civil por daños morales de 10 millones de pesetas por parte de la fiscal y de 30 millones por la acusación particular.

Culpabilidad

Las conclusiones del jurado, formado por cinco hombres y cuatro mujeres, están basadas, según el escrito que en la madrugada del sábado entregaron a las partes y a la magistrada de la Audiencia de Álava, por una serie de pruebas de cargo. Por un lado entienden que los restos de sangre de la víctima aparecidos en la furgoneta propiedad de Josemaría, la colilla con ADN del acusado que se hallaba en el cenicero de la tienda de Quintana y los vídeos que registraron el paso del vehículo por las calles de Vitoria, determinan la culpabilidad del imputado.

Asimismo, avalan los agravantes de ensañamiento y alevosía sobre los informes forenses y estudios de peritaje que definieron la existencia de medio centenar de heridas en la cabeza de Quintana y los objetos contundentes (un candelabro, el mango de un almirez y un reloj de mesa) que utilizó el autor del crimen. Tras la lectura del veredicto, el acusado se derrumbó y permaneció durante el resto de la sesión con la cabeza entre las manos.

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