Guardiola pasa el balón a Van Gaal El capitán del Barça asegura estar listo para el Bernabéu y se remite a la decisión del técnico
Tres hombres para un puesto. Louis Van Gaal, técnico del Barça, empieza a tener cola en la plaza de mediocentro, tan cargada de simbolismo en toda una década. Tras recurrir los dos últimos meses a Xavi y reciclar el domingo a Ronald de Boer ante el Valladolid, el entrenador holandés ha añadido en su libreta el nombre de Guardiola. El capitán azulgrana, que se lesionó hace tres semanas en el amistoso ante Polonia, aseguró ayer estar listo para jugar. Su tobillo no se resintió en el partido de la Copa Cataluña en Balaguer y dijo estar en condiciones de jugar en el Bernabéu. La prueba funcionó. "El tobillo me respondió. Ese era mi único objetivo. Y, además, cogí ritmo. No estoy lesionado y la decisión, como siempre ha sido, es ya del entrenador", dijo Guardiola tras el ensayo de ayer.Guardiola, que integró el banquillo de oro del Barça hasta antes de la lesión, no quiso ir más allá. Pero el balón está ahora en el tejado de Van Gaal. Siempre disciplinado, el futbolista volvió a dar ejemplo y eludió reivindicarse a sí mismo. Consciente de que está en el ojo del huracán, el capitán se enojó enormemente cuando se le pidió su opinión sobre si al dilema entre él y Xavi se había infiltrado otro competidor. "¡Hace dos meses que no hablo de ésto! ¡Que lo hagan quienes tienen autoridad. Ya lo hace incluso el entrenador!", dijo quizás pensando que Van Gaal culpó a la prensa del bajón de Xavi al presionar en favor del capitán. "Hay gente que me quiere y otra que me odia... No se puede hablar siempre de lo mismo".
Y prefirió así centrar su discurso en otros detalles. Tildó el partido de clave para el Barça al llegar el tramo final del curso: "Es vital. Europa, además, está a la vuelta de la esquina. Ya no hay vuelta de hoja. Pero queda mucha Liga. Quizás influya más en el aspecto anímico que en otra cosa". No olvidó analizar al Madrid, al que elogió por haber resistido en situaciones límite con bajas, incluida la de Raúl. "El Madrid pierde sin él al mejor jugador español y a uno de los tres mejores de Europa. Pero pongo en cuarentena que no juegue. Conociéndole, jugará sus últimas cartas. Yo no lo descarto".
Raúl, muy justo
Quizás se equivoque porque Raúl no da señales de recuperación. Los doctores del Madrid exigían unos plazos para la cicatrización de su de su rotura fibrilar en el abductor derecho y no se han cumplido para que pueda actuar en el clásico del sábado. Si Raúl empieza a correr hoy y aplaza a mañana el toque de balón, sólo le quedaría un día para entrenarse con el primer equipo. Y eso no le permitiría recuperarse al 100%, requisito que le impusieron los médicos para jugar al temer que la rotura pueda abrirse si el músculo hace un esfuerzo sin estar totalmente curado.
Pero no todo son malas noticias en la enfermería del Bernabéu. Anelka y Morientes demostraron en el entrenamiento que están recuperados. "Hoy he hecho cosas que no esperaba hacer tan pronto; la recuperación ha sido muy buena", dijo Morientes casi asombrado de su rehabilitación tras permanecer inactivo una semana por la contractura muscular que sufrió en Mérida.
Anelka es, en cualquier caso, el delantero del Madrid que exhibe las aptitudes físicas más portentosas. Ayer remató a puerta cada vez que pudo, marcó goles en los partidillos y rozó la euforia. Otra cosa es que Del Bosque le alinee como titular tras un mes y medio sin jugar un partido por una rotura de menisco. Pero Anelka desborda ilusión por jugar el Madrid-Barça hasta el punto que se ha entrenado mañana y tarde, excediendo incluso los límites de progresión programada por los médicos. "Me entusiasma mucho ese partido", dijo ayer el francés, con una sonrisa irónica. "Quiero marcar. Estoy bien, muy bien. Será un partido muy importante para mí, pero no sé si jugaré. Depende del técnico". Guti, el media punta del Madrid, clave en el esquema de Del Bosque, lo tiene más claro. Ayer se retiró del ensayo con un fuerte dolor en el costado izquierdo, que arrastra desde que Heinze (Valladolid), le diera un codazo. Guti respiraba con dificultad, pero aseguró: "El partido no me lo pierdo".
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