La industria alimentaria denuncia el exceso de poder de la distribución
La industria alimentaria, a través de la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas (Fiab), ha denunciado la excesiva concentración de la distribución así como el excesivo aplazamiento de los pagos a los fabricantes a pesar de las recomendaciones de la UE.Según los datos de la Fiab, mientras la industria alimentaria experimenta un proceso de concentración anual del 5,6%, la distribución lo hace en torno al 13%, lo que supone que cada día son menos los grupos que mandan en el sector. Para el secretario general de Fiab, Jorge Jordana, mientras para un gran grupo alimentario una firma de distribución puede suponer el 20% de sus ventas, para la distribución ninguna firma agroalimentaria supera el 2% de toda su facturación.
Desde esta perspectiva, los responsables de la Fiab se felicitan de que la Ley de Defensa de la Competencia obligue a la distribución a dar un preaviso de seis meses a un proveedor antes de dejar de contar con sus productos. Pero, a la vista del proceso de concentración que hay en España, se considera que ese preaviso no pasa de ser un anuncio de la sentencia de muerte para esa empresa al estar en un sector controlado por media docena de grupos. La industria considera positivo que a partir de junio los pagos de los productos perecederos por parte de los distribuidores se hagan a los 30 días, si bien reclama un tratamiento similar para el resto de los productos.
El pasado año, la industria alimentaria española facturó 9,16 billones, lo que supone un crecimiento en términos físicos del 0,92% y del 2,8% en pesetas corrientes, aunque en pesetas constantes significa solamente un 0,14%. El consumo interno de alimentos en España en 1999 aumentó un 0,9% en volumen y un 1,5% en valor. Las inversiones de la industria alimentaria en 1999 ascendieron a 281.000 millones, lo que se interpreta como una clara apuesta de futuro.
Por productos, tuvieron un crecimiento superior al 5% las bebidas no alcohólicas, especialmente aguas, derivados lácteos y zumos, mientras por encima del 2% lo hicieron otros como derivados de la pesca, bebidas refrescantes, bollería, pastelería y galletas.
