La Audiencia critica a una clínica por su actuación con una paciente que murió

La Audiencia de Madrid ha absuelto a cuatro médicos de la clínica Alpha Quirúrgica juzgados por la muerte de una mujer de 30 años que se sometió en 1997 a una mamoplastia bilateral (aumento y redondeo de los pechos). Pese a la absolución, los jueces consideran "inexplicable" que la clínica, pese a la gravedad de la enferma, tardase tres horas en avisar a una ambulancia para llevarla a otro hospital.

El fiscal pedía para los cuatro acusados -los médicos Juan Luis R. G., José Luis D. I., Sonsoles M. A. y Alberto M. A.- penas de hasta tres años de cárcel por homicidio imprudente. El tribunal declara probado que sobre las nueve de la noche del 21 de febrero de 1997, la paciente Elizabeth C. C., de 30 años, madre de dos hijos, se sometió en la citada clínica "a una mamoplastia bilateral de aumento y corrección de lóbulos rasgados". Añade que sobre las dos de la madrugada, una vez concluida la operación, Elizabeth "presentó un cuadro de opresión torácica" que desembocó en un problema de falta de respiración. El médico de guardia le suministró un tratamiento y, a la mañana siguiente, comunicó al anestesista el estado de la enferma, que no dejaba de empeorar. El anestesista sugirió entonces avisar a una ambulancia para trasladar a la paciente "a un hospital con más medios". El médico de guardia trasladó la sugerencia al coordinador de la clínica, que avisó a la empresa de ambulancias Europa. Esta empresa alertó de que estaban saturados de trabajo y que la ambulancia tardaría en llegar. Cerca de las once de la mañana llegó a la clínica el cirujano que había operado a la mujer y que ya había sido alertado por teléfono en su casa del estado de Elizabeth.

Entubada

El cirujano, tras examinarla, ordenó que la entubasen para que pudiese respirar mejor y que fuese trasladada a un hospital. Al ver que la ambulancia no llegaba y que la paciente empeoraba, la clínica avisó a otra del 061, que la trasladó por fin al Ramón y Cajal. La mujer entró en coma en el Ramón y Cajal y falleció días más tarde.

El tribunal critica la actitud del cirujano que practicó la intervención, José Luis D. I., y en general de la clínica. Absuelve a los acusados por entender que no está acreditado que la muerte se debiera a un comportamiento omisivo de los facultativos. Pero los jueces ven "inexplicable" que la clínica tardase más de tres horas en avisar a una ambulancia.

Por ello, dejan abierta la puerta a la familia de la fallecida para que acuda a la vía civil y reclamen así los 60 millones de pesetas que exigían en la penal. "De la prueba practicada [en el juicio] no es posible establecer una relación de causalidad [en la tardanza en trasladar a la pacien-te] y el resultado fatal acaecido".

Los peritos que testificaron en el juicio señalaron que si la paciente hubiese sido trasladada al Ramón y Cajal antes de lo que en realidad se hizo "probablemente" se podía haber "frenado el proceso evolutivo" de su afección. La sentencia, ponencia del magistrado Edilberto Galán, matiza que los peritos hablan de "probablemente", pero no dan "certeza" de que ello hubiese sido así. De ahí que los jueces tengan dudas "sobre si el alcance de la conducta omisiva descrita fue la causa directa del fallecimiento".