Miles de jordanos piden que la ley no ampare los "asesinatos por honor" Las familias matan a 25 mujeres al año
usalén Unas 3.000 personas salieron ayer a las calles de Amán, la capital de Jordania, pidiendo el castigo para los "crímenes por honor", una práctica ancestral, amparada por el código penal, que da derecho a matar a las mujeres de la familia sorprendidas en adulterio o sospechosas de ello. Al año mueren por tal causa en Jordania no menos de 25 mujeres. La manifestación se produce tres meses después de que el Parlamento votara contra la modificación de la ley.
"No a los crímenes por honor", gritaron ayer a las puertas del Parlamento de Amán más de 3.000 ciudadanos, a la cabeza de los cuales iba el príncipe Ali Ben Hussein, hermano del rey Abdalá II. Los participantes en la marcha reclamaban la derogación del artículo 340 del código penal, que atenúa considerablemente la pena impuesta a una persona que asesina a una mujer de su familia por razones de honor.Los manifestantes, muchos de los cuales ondeaban banderas negras en recuerdo de los centenares de mujeres muertas durante los últimos años por ese motivo, eran en su mayoría miembros de la plataforma unitaria e independiente que, liderada desde hace años por la letrada Asma Jodr, dedica ímprobos esfuerzos para abolir esta práctica tribal.
A la movilización de ayer se sumaron familiares de las víctimas, pero también había ciudadanos ilustres y conocidos, entre ellos Ghazi, primo y consejero del monarca, así como Nidal Al Hadid, alcalde de Amán.
La manifestación se produce tres meses después de que el Parlamento de Jordania rechazara en dos ocasiones una iniciativa legal del Senado, con la que se intentaba poner fin a los "crímenes por honor" en el país. La propuesta consistía en abolir el famoso artículo del código penal y todos aquellos textos legales que protejan este tipo de asesinatos. Una mayoría de los diputados jordanos se opuso a las modificaciones pedidas, alegando que ellas supondrían "un atentado a las tradiciones y a los valores morales que se oponen a las perniciosas influencias occidentales".
El fracaso de la iniciativa parlamentaria llevó a un grupo democrático de ciudadanos a consolidar una plataforma unitaria que desde hace varios meses ha venido trabajando en favor de la abolición de esta práctica sangrienta, y ha conseguido ya recoger más de 13.000 firmas de apoyo e incluso la solidaridad de la reina Rania, esposa de Abdalá II. La reina hizo recientemente unas declaraciones a la televisión francesa en las que desmentía las supuestas razones religiosas de estos crímenes y afirmaba que no tienen "ningún fundamento en el Corán y nunca se han visto aprobados por el difunto monarca Husein o por el rey Abdalá".
Contramanifestación
La movilización de ayer fue contestada por los sectores islamistas, quienes habían solicitado permiso para efectuar una contramanifestación, atribuyéndose la defensa de los "crímenes por honor" y pidiendo la celebración de un referéndum sobre el asunto. Un grupo de imames, todos ellos miembros del partido Frente de Acción Islámica, ha hecho pública en las últimas horas una fatua -decreto religioso- que considera la abolición del artículo 340 del código penal como un atentado contra las leyes coránicas y la "identidad islámica".
La campaña pacífica contra los "crímenes por honor" corrió meses atrás el riesgo de convertirse en una revuelta popular, cuando se conoció el caso del ciudadano Fayez Mohammed, quien, después de haber hecho encarcelar a su hija Lamis, de 18 años, por un supuesto adulterio, hizo lo imposible para sacarla de la prisión, colocarla bajo su tutela y, una vez en su propia casa, tener la oportunidad de asesinarla tranquilamente, cortándole el cuello.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.