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Los moderados de CDC se organizan para cambiar la línea política tras las elecciones

Las diversas familias de Convergència toman posiciones ante el congreso de otoñoJoan Maria Pujals se plantea abandonar su escaño en el Parlament tras el verano

El sector moderado de Convergència Democràtica (CDC), el partido que lidera Jordi Pujol, se está reorganizando para lograr un cambio de rumbo ideológico y político tras las elecciones generales de marzo. El cabeza de cartel de Convergència i Unió (CiU), Xavier Trias, se ha visto obligado a pedir que se aplacen hasta pasados los comicios diversos actos que esta ala de la formación, identificada con el anterior secretario general, Miquel Roca, pretendía celebrar este mes de febrero. Las familias que conviven en el seno del partido van tomando posiciones ante el congreso de otoño.

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Los moderados se oponen a que el sector más soberanista de Convergència sea el que marque la línea estratégica e ideológica. Uno de los líderes destacados del colectivo radical en sus reivindicaciones nacionalistas es Oriol Pujol, hijo del presidente de la Generalitat, quien aspira a alcanzar un alto cargo en el Gobierno catalán. Oriol Pujol dejó la Dirección General de Asuntos Interdepartamentales para concurrir a las municipales de junio por Barcelona.El órdago que han lanzado los moderados se produce en un momento muy delicado, en el que están en juego importantes asuntos, desde la sucesión del propio Jordi Pujol al frente de la Generalitat hasta la reestructuración del marco de relaciones con Unió Democràtica (UDC), el partido socio de CDC en la coalición.

La fragilidad del momento ha hecho que el propio Trias haya solicitado esta tregua hasta después de las elecciones. Las acciones de los moderados van dirigidas también contra el actual secretario general de CDC, Pere Esteve, por su acercamiento a los nacionalistas gallegos del BNG y a los vascos del PNV. La Declaración de Barcelona -la foto de CiU junto a los nacionalistas del resto de España- y la propuesta de CDC de buscar un pacto de Gobierno e incluso una coalición electoral con los independentistas de Esquerra Republicana han sido dos de los elementos que más han contribuido a enconar posiciones con vistas al congreso que los convergentes celebrarán en otoño.

Estas discrepancias se han manifestado ya en el seno del secretariado permanente -el sanedrín de CDC- con enfrentamientos sobre la línea que debería seguir la coalición en esta campaña de las generales. Mientras que Esteve apostaba por dar prioridad a las reivindicaciones nacionalistas en el mensaje electoral, Trias y el sector moderado se inclinaban por dotar el programa de mayor contenido social. Aunque el ex consejero de Presidencia ha ganado la batalla de las listas, el aparato nacionalista ha sido el que ha marcado las directrices de la campaña, incluso obligándole a incluir en el lema electoral la palabra Cataluña, que en un principio no aparecía.

En el sector que propugna un cambio ideológico y político en CDC figuran la mayoría de los miembros de la Fundación Barcelona, plataforma que resurgió en junio de 1998 para oponerse a la firma y a los planteamientos que defiende la Declaración de Barcelona.

PASA A LA PÁGINA 4

Pere Esteve optará a la reelección como secretario general en el congreso de otoño

VIENE DE LA PÁGINA 1 Las aguas están muy agitadas en Convergència Democràtica (CDC), aunque existe la convicción de que hasta después del 12-M no pasará nada. La Fundación Barcelona -uno de los sectores que intervienen en este debate- está integrada, entre otros, por Lluís Recoder, alcalde de Sant Cugat del Vallès y parlamentario catalán, y Antoni Gelonch, que fue secretario de las juventudes de CDC durante el mandato de Miquel Roca. Junto a la Fundación Barcelona se alinearían en el sector crítico algunos ex consejeros, como Antoni Comas, que ocupó la cartera de Bienestar Social, y Macià Alavedra, que fue titular de Economía. A pesar de algunos rumores, Roca volverá a la actividad política como le habían pedido algunos representantes de este sector, para los cuales CDC debe recuperar su herencia moderada y conducir el tren del nacionalismo catalán con máquina propia, sin confiar en ejemplos como el vasco y sin abonar el campo soberanista. Todo ello contrasta con lo que defiende el sector más nacionalista, y las diferencias pueden agravarse tras las elecciones, según los resultados que obtenga la coalición.

Los socios de Unió

En caso de que Convergència i Unió (CiU) consiguiera menor representación (tiene 16 diputados) o sus votos no sean necesarios para garantizar una mayoría estable en el Congreso, la crisis estaría servida. Por ahora, el objetivo que tiene cada uno de los sectores es marcar su territorio y articularse antes de un congreso que se prevé como uno de los más movidos que ha vivido el partido desde su fundación, hace 25 años.

Este congreso será decisivo para el futuro del partido y de la coalición, porque es el primero que celebrará CDC con la convicción de que Pujol no se presentará a la reelección como presidente de la Generalitat. El mismo congreso deberá abordar el nuevo marco de relaciones con sus socios democristianos de Unió (UDC). La cúpula convergente apuesta por una semifusión de ambos partidos.

Pere Esteve, que ha sido el valedor e impulsor de la política de acuerdo con el partido que lidera Josep Antoni Duran Lleida, afronta este congreso con la intención de presentarse a la reelección, pero sin apoyos demasiado concretos dentro del partido. Por una parte, los roquistas lo ven con recelo, y por otra, los nacionalistas más radicales, los jóvenes alineados alrededor de Oriol Pujol, no lo consideran uno de los suyos. Un dirigente de Convergència describe así la situación del secretario general: "Además de solo, está receloso".

Fuentes de CDC apuntaron que Esteve puede presentar ante el congreso un balance positivo, al menos desde el punto de vista de los resultados electorales. Los comicios sobre los que ha tenido reponsabilidad como director de campaña han sido favorables a CiU. La coalición revalidó sus tres europarlamentarios en las elecciones de junio y en las autonómicas de octubre, a pesar del descenso en el número de parlamentarios, Pujol volvió a ocupar la presidencia de la Generalitat. UDC, por su parte, espera que amaine la tempestad en la casa del socio.Los democristianos no harán ningún movimiento que pueda ser interpretado como una traición a la coalición. Incluso el congreso de UDC se celebrará después que el de CDC.

Desde ahora hasta fin de año la polémica y el debate político en CDC serán intensos. De momento, otra de las víctimas del último Gabinete de Pujol, el ex consejero de Cultura Joan Maria Pujals, se plantea abandonar su escaño en el Parlament después de los meses de verano. Pujals se considera abandonado por el partido, después de presidir dos departamentos y aparecer durante un tiempo como el delfín del presidente de la Generalitat. A Pujals, en la predilección de los jóvenes radicales, le ha seguido Artur Mas, en este momento el hombre mejor situado para sustituir a Pujol -como candidato de CDC-, una aspiración a la que otros dirigentes de Convergència no han renunciado.

Oriol Pujol y los jóvenes radicales

El nombramiento de Oriol Pujol Ferrusola en mayo de 1996 como director general de Asuntos Interdepartamentales del Departamento de Presidencia representó la avanzadilla para que una serie de jóvenes nacionalistas establecieran su cabeza de puente para desembarcar en el Ejecutivo catalán. Desde entonces han accedido a importantes cotas de poder no sólo en la Administración de la Generalitat, sino también en Convergència Democràtica (CDC). Poco a poco, con la fuerza que le otorga contar con la confianza y el apoyo de la familia del presidente, este sector se ha convertido en un importante baluarte ideológico y político tanto en el partido como en el Gobierno catalán.Estos jóvenes controlan, por ejemplo, los gabinetes de los más importantes consejeros de la Generalitat, entre ellos los de Presidencia, Economía y Finanzas, y Obras Públicas. También dominan el área territorial de CDC. El propio Oriol Pujol tutela el grupo municipal de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona y aspira a alcanzar un alto cargo en el Gobierno de la Generalitat. La futura oficina del portavoz del Consell Executiu estará dirigida por un miembro de este sector, el actual jefe de gabinete de Artur Mas, David Madí.

Fuentes del partido nacionalista otorgan sin ninguna vacilación a Oriol Pujol y a esta tendecia el absoluto protagonismo de estos movimientos estratégicos. Hasta el punto de que su influencia ha sido decisiva tanto para la formación del nuevo Ejecutivo catalán como para que el consejero de Economía, Artur Mas, mejore su posición en la parrilla de salida para suceder a Pujol.

Los consejeros y otros cargos de la Generalitat que se han enfrentado a este colectivo han sido progresivamente marginados. Es el caso de Joan Ignasi Puigdollers, Joan Maria Pujals y Josep Maria Via. En cambio, los seguidores de esta línea o próximos a sus valedores han accedido a cargos. Es el caso de Felip Puig y Jordi Vilajoana. Los últimos nombramientos de este sector han recaído en Carles Llorens, delegado de la Generalitat en Girona, y Francesc Homs, jefe de gabinete del consejero de Presidencia, Joaquim Triadú.

En Convergència, estos jóvenes han protagonizado el cambio de rumbo ideológico del partido con una paulatina aproximación hacia tesis más soberanistas, cercanas a las de Esquerra Republicana (ERC) . Son los más firmes partidarios de que CiU alcance un pacto de gobierno en Cataluña con ERC tras las elecciones generales de marzo.

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