Trimble pone el cargo a disposición de su partido

Si hay alguien que se ha jugado todo en el proceso de paz en el Ulster, ése es David Trimble. El líder del Partido Unionista del Ulster se sumó a última hora a un proceso que habían ido tejiendo durante años los líderes del bando católico, Gerry Adams (Sinn Fein) y John Hume (Partido Socialdemócrata y Laborista), y cuando llevaba todas las de perder. O todas las de ganar. Hoy, Trimble pondrá su cargo a disposición de su partido, dando así la oportunidad a los radicales del unionismo de devorar al fin a un líder moderado que inauguró una nueva era de diálogo en la historia de los probritánicos del Ulster."Dejar que Trimble hable en nombre de los protestantes unionistas del Ulster es como dejar que un serbio represente a los croatas", dijo de él el pastor presbiteriano Ian Paisley, el ayatolá del unionismo del Ulster. La voz de este hombre peculiar, para el que la apertura de una heladería italiana era una conspiración del Vaticano, no es tan minoritaria. Su partido, el Partido Unionista Democrático (DUP), consiguió en las últimas elecciones el 18% de los votos, sólo a tres puntos de distancia del UUP de Trimble (21%). Pero, en el seno de su propio partido, éste se enfrenta también a cerca de una cuarta parte de afiliados contrarios al Acuerdo de Viernes Santo, firmado y aprobado en referéndum en la primavera de 1998.

Desde entonces, Trimble ha hecho grandes malabarismos para sostenerse en su partido, haciéndole además tragar el sapo de la formación de un Ejecutivo compartido con los católicos del Sinn Fein. Eso fue en noviembre, y entonces se impuso la fecha de hoy como última aceptable para recibir noticias del desarme del IRA. Una apuesta peligrosa.

Hoy, sobre él se ciernen los radicales de su partido, armados de argumentos, y un bando católico impertérrito a su propio sacrificio.